Rosberg, que había arrancado primero, lideró la prueba de principio a fin y ganó tras cubrir las 67 vueltas a la pista alemana (de 4.574 metros), para completar el recorrido de 306,4 kilómetros, en un tiempo de una hora, 33 minutos, 42 segundos y 914 milésimas, a una media de 195,2 kilómetros por hora.
El alemán, que el sábado había firmado la novena 'pole' de su carrera -la quinta del año- ganó por delante del finlandés Valtteri Bottas (Williams), que repitió el segundo puesto de Gran Bretaña, hace dos semanas, y firmó su tercer podio en F1 en tres carreras; y de Hamilton, que salió vigésimo y minimizó pérdidas, al ser tercero.
Lewis venía de ganar en Silverstone 'su' Gran Premio -colocándose a cuatro puntos de Rosberg, que sufrió su primer abandono del año en Inglaterra- y había sido protagonista el sábado, al estrellarse en la primera ronda de la calificación (Q1), tras romperse el disco del freno delantero derecho de su monoplaza.
El percance le impidió salir en la Q2 y hoy iba a arrancar decimoquinto, pero tras sustituir su caja de cambios, perdió cinco puestos más en parrilla. Así que, sin la temida lluvia, pero con el correcto uso de neumático como principal preocupación para todos, el inglés hizo buenas las expectativas y firmó otra espectacular actuación el día que Rosberg firmó su cuarto triunfo del año, el séptimo en la categoría reina del automovilismo.
Que por poco no acabó en el séptimo 'doblete' del curso para la arrolladora Mercedes, ya que Lewis, campeón del mundo en 2008 (con McLaren) se lo puso difícil en las últimas vueltas a Bottas, que a su vez defendió con maestría la segunda posición desde la que arrancó y se confirmó como una de las revelaciones del año.
Para mayor alegría a Williams, escudería que hacía once temporadas que no festejaba tres podios seguidos: los que logró el brillante Juan Pablo Montoya para Colombia en 2003.
Y si Bottas fue de nuevo la cara de la moneda, su compañero brasileño Felipe Massa representó la cruz. Al igual que hace dos domingos en Silverstone, el paulista, que salía tercero, no completó ni una sola vuelta, al sufrir un accidente -sin consecuencias mayores- en la salida, tras chocar con el danés Kevin Magnussen (McLaren), que a diferencia de él, sí pudo seguir en carrera.
Magnussen acabaría noveno, por detrás de su compañero inglés Jenson Button y por delante del mexicano Sergio Pérez (Force India), que volvió a los puntos en una carrera que, a sabiendas de que Nico sólo dejaría de ganar por desgracia o avería, resultó muy vistosa.
Rosberg, recién casado y renovado (presuntamente hasta 2017) y festejando desde hace una semana -ahora con alusión en su casco incluida- el triunfo de la selección alemana en el Mundial de fútbol, había afirmado que ganar en Hockenheim sería ponerle la guinda a una racha inigualable. Sin ganas de que cesase la música, hizo sonar de nuevo el himno alemán en su país, un año después de que lo hiciese, aunque en Nürburgring, Sebastian Vettel (Red Bull).
Vettel amarró hoy el cuarto puesto, por delante del doble campeón mundial asturiano, que arrancó séptimo, con superblandas, y paró tres veces, en la 13, en la 34 -ambas a blandas- y en la 56 -de nuevo, a superblandas-, cuando rodaba en tercera posición.
Hamilton, único de los punteros que salió con blandas, había avanzado diez puestos los diez primeros giros y en la vuelta 20 ya era tercero, por detrás de Rosberg y Bottas y por delante de Vettel y de Alonso, quinto. Puestos que coincidieron con los finales.
El inglés repitió blandos en la 27 -cuando paró y bajó hasta el octavo- y pasó a superblandos en la 43, bajando del tercero al quinto, pero reajustando el alerón delantero que había deteriorado doce vueltas antes, al tocarse con Button.
Lewis ya apretaba cuando, en la curva de entrada a recta de meta, en la vuelta 50, el alemán Adrian Sutil sufrió un trompo y su Sauber quedó ahí dos giros más, antes de ser retirado, con bandera amarilla ondeando, pero sin que entrase en pista el coche de seguridad.
En ese instante, Hamilton ingresó en garaje, instaló de nuevo el superblando y voló hasta meta, firmando la vuelta rápida en la 53 (1:19.908) y ascendiendo al tercer puesto a falta de diez.
Por detrás, Alonso, que libró numerosas batallas, resolvió a su favor la última, con Ricciardo -al que relegó al sexto, por delante del alemán Nico Hülkenberg (Force India), séptimo al final-, en un coche al que el mítico Niki Lauda definió como «una mierda». El austriaco, que ganó dos de sus tres mundiales con Ferrari, escudería en la que fue santo y seña hasta la irrupción de Michael Schumacher, se expresó así en entrevista que publica hoy el diario «El País».
Mientras, Rosberg traspasaba silbando el ecuador del certamen con un nuevo triunfo, que refuerza su liderato en el Mundial, ahora con 190 puntos, 14 más que Hamilton. Ricciardo es tercero, a 84; y Alonso cuarto, a 93 del germano, que dentro de una semana defenderá su primer puesto en Hungría antes del parón veraniego europeo.
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