Verstappen, de 23, firmó su décima 'pole' en la categoría reina, la séptima del curso, brillando ante su público, que tiñó de naranja las tribunas de un circuito en el que la F1 no corría desde hacía 36 años, la edad de su antagonista. 'Mad Max' voló sobre los 4.259 metros de la estrecha y ondulada pista neerlandesa, a la que este domingo se darán 72 vueltas. Giró en 1:08.885, invirtió sólo 38 milésimas menos que 'Sir Lewis' y arrancará primero en una carrera en la que los españoles Carlos Sainz (Ferrari) y Fernando Alonso (Alpine) saldrán sexto y noveno, respectivamente; y que su compañero mexicano Sergio Pérez afrontará desde la decimosexta plaza.
El otro Mercedes, el del finés Valtteri Bottas arrancará tercero, al lado del francés Pierre Gasly (Alpha Tauri), en la segunda fila. Por delante de los Ferrari del monegasco Charles Leclerc -quinto en la calificación- y de Sainz; que, tras accidentarse por la mañana en el último entrenamiento, afrontó con maestría una calificación que consideró como «mentalmente la más dura» de toda su carrera, en un circuito de los de la 'vieja escuela', con muchas curvas peraltadas.
Verstappen anunciaba ataque y ya lo tiene servido en bandeja. En una pista en la que será muy difícil adelantar y en la que estaba claro que la calificación iba a jugar un papel fundamental.
La joven estrella neerlandesa, que había marcado el quinto tiempo, inmerso en el tráfico, en los ensayos del viernes -jornada en la que Ferrari brilló, con Leclerc y Carlos marcando los dos mejores cronos-; ya confirmó sus intenciones por la mañana, en el último libre, que dominó claramente por delante de los Mercedes: mejorando en más de medio segundo a Bottas y en casi ocho décimas a Hamilton.
Alonso -que saldrá desde la quinta fila, al lado del australiano Daniel Ricciardo (McLaren) y justo detrás de su compañero galo Esteban Ocon, octavo, que lo hará desde la cuarta- había sido quinto en el último ensayo, un puesto por detrás de 'Checo'.
El mexicano, quinto en el Mundial e inmerso en una racha de auténtica mala suerte, se había quedado a nueve décimas de su capitán, mientras que el doble campeón del mundo asturiano paró el crono a un segundo del ídolo local en el último entrenamiento.
Era de esperar que el polaco Robert Kubica, que no afrontaba un Gran Premio desde 2019 y que este sábado se subió al Alfa Romeo en sustitución del finlandés Kimi Raikkonen -positivo por covid-19, que el miércoles había anunciado que a final de curso se retirará de la F1- quedase eliminado en la primera ronda (Q1) de la calificación.
Pero con lo que nadie contaba era la caída, a las primeras de cambio, del mexicano Sergio Pérez (Red Bull) y del cuádruple campeón del mundo alemán Sebastian Vettel (Aston Martin).
Ambos se vieron inmersos, en su último intento, en el tráfico que atascaba la estrecha pista construida entre las dunas de las playas del Mar del Norte, que mejoraba notoriamente según se rodaba sobre ella. Y quedaron eliminados, en una ronda en la que Leclerc marcó el mejor parcial, por delante de Sainz; que en el último ensayo perdió el control del coche a la salida de la segunda de las 14 curvas y se estrelló contra las protecciones en la zona de la tercera.
El piloto madrileño -que al acabar tercero en Hungría, antes del parón vacacional, firmó su cuarto podio en la categoría reina, el segundo con Ferrari- agradeció el excelso trabajo de los mecánicos de la 'Scuderia', que lograron arreglar, en clara lucha contra el reloj, su monoplaza. Con el que acabó sexto.
El inglés Lando Norris (McLaren) y el canadiense Lance Stroll (Aston Martin) cayeron en la Q2, en la que Verstappen marcó el mejor parcial, con tres décimas de ventaja sobre Leclerc; y en la que se ondeó dos veces la bandera roja. La primera, tras el accidente entre las curvas 13 y 14 del inglés George Russell, que no sufrió daños y retornó su Williams a pista, pero quedó eliminado. Y la segunda, por el del canadiense Nicholas Latifi (Aston Martin) en la séptima, que anticipó el final, a falta de minuto y medio, de la ronda.
El percance de Latifi retrasó el arranque de la Q3, a la que Sainz y Alonso habían accedido con el séptimo y el noveno tiempo, respectivamente; y a la que pasó, por segunda vez este año -también lo hizo en Mónaco- el italiano Antonio Giovinazzi (Alfa Romeo). Que acabó la jornada en séptima posición.
Los primeros diez afrontarán la salida con el neumático blando, con el que marcaron sus mejores tiempos en el segundo acto.
Sainz -sexto en el Mundial, con 83,5 puntos, uno y medio más que su compañero- avanzó un puesto en el tercer y decisivo acto, en el que Alonso -undécimo, con 38, el año de su regreso a la F1, tras dos ausente de ella- repitió el noveno tiempo.
Verstappen apunta al liderato y, de paso, a suceder en el historial del Gran Premio de su país al legendario austriaco Niki Lauda, triple campeón mundial y que en 1985 firmó en Zandvoort la vigésima quinta y última victoria de su brillante y espectacular carrera en Fórmula 1.
Ese día, el genio vienés ganó por delante de otros dos mitos de la categoría reina: el francés Alain Prost -con el que Lauda firmó un 'doblete' McLaren y que ese año acabaría capturando la primera de sus cuatro coronas- y el brasileño Ayrton Senna. Los tres subieron a un podio histórico, canjeable por diez títulos mundiales.
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