El colapso sufrido ante Japón, como definió Luis Enrique los minutos que provocaron la primera derrota de España en el Mundial, tendrán consecuencias en sus decisiones. Las rotaciones no funcionaron y regresará a su plan inicial. Con retoques midiendo el rendimiento individual y el perfil de una selección como Marruecos de la que ha estudiado sus virtudes y debilidades para decidir entre las opciones que tiene en cada demarcación.
La primera decisión de Luis Enrique llegará en el lateral derecho, una posición en la que tenía pensado rotar pero ha encontrado un pico de forma más alto en Azpilicueta que en Carvajal. En esa rotación planificada le llegaría el turno en octavos a Carvajal, que partía como el favorito en el lateral, pero el orden cambió de inicio por un inoportuno resfriado, víctima de los aires acondicionados de Doha y el gusto local por las bajas temperaturas. Aunque el condicionante mayor es el estado de Azpilicueta. El defensor navarro tuvo que ser sustituido al descanso ante Japón.
Con el pase medido a la cabeza de Álvaro Morata ante los nipones, firmó su primera asistencia tras estar firme en labores defensivas, tres duelos ganados en tres que encaró. Por contra, Dani Carvajal no aportó ofensivamente y perdió tres de los cuatro duelos que tuvo, menos contundente de lo que es habitual. Anda pendiente Luis Enrique de la evolución de Azpilicueta, con problemas en el gemelo izquierdo por el fuerte golpe recibido y haber jugado 40 minutos más cargando otras zonas de la pierna por la mala pisada ante el dolor que sentía en el sóleo. Aunque es optimista, el defensa lleva tres días sin entrenarse y el seleccionador ha demostrado en el torneo que el que no está al cien por cien, no juega.
La defensa, en la que introdujo tres cambios en sus cuatro integrantes, solo ha tenido como intocable a Rodri por la necesidad de hacer un rápido rodaje en una posición en la que no estaba acostumbrado a jugar. Tras el intento fallido, regresará Aymeric Laporte en el centro y Jordi Alba en el lateral zurdo tras destacar como un arma ofensiva clave para España.
Nada invita a pensar en un cambio de rumbo de Luis Enrique en los tres centrocampistas. Con Sergio Busquets intocable hasta cuando tuvo la amenaza de recibir una cartulina amarilla que le impediría jugar el siguiente partido. Luis Enrique triunfará o 'morirá' con una apuesta ciega por su capitán. Ante Japón, Busquets mostró una imagen más cercana a la inestable del Barcelona que la que suele exhibir en la selección. Dominador del juego con un equipo instalado en campo contrario, protegido con líneas juntas, que roba arriba y no se expone. Cuando España perdió sus señas de identidad lo acusó especialmente 'Busi'.
La apuesta por la juventud en sus compañeros de la medular es clara. Con Pedri al mando del juego, el responsable de la parte creativa del fútbol de España, en Gavi ha encontrado el despliegue físico perfecto, la máxima entrega y la lucha de un jugador incansable y descarado que ha superado a la apuesta por la veteranía en el torneo, la parte táctica que aporta Koke Resurrección. A Marcos Llorente, según informan a EFE fuentes del vestuario, le ve Luis Enrique muy alejado del buen tono físico que suele exhibir. De ahí la ausencia de minutos para el jugador del Atlético.
Los ocho delanteros de la convocatoria presentan a Luis Enrique la oportunidad de cambiar a su gusto. El perfil ofensivo de los laterales de Marruecos seguro que le impulsará a buscar extremos que hagan daño a sus espaldas. Dani Olmo lo ha jugado todo, el único atacante que lo ha hecho, en una demarcación que siempre va cambiando el seleccionador español por el gran desgaste físico que exige a atacantes que también tienen que presionar y correr hacia atrás en ayudas defensivas a los laterales. Y en la derecha aparece una duda que hasta los propios jugadores no son capaces de resolver. Ferran Torres, máximo artillero de la 'era Luis Enrique', de más a menos en el Mundial tras marcar un doblete en el estreno ante Costa Rica. Marco Asensio, el jugador que llegó en el mejor momento de forma y descansó de inicio ante Japón.
Aunque Asensio fue la apuesta de Luis Enrique como 9 cuando Álvaro Morata quedó relegado en el banquillo. Sin embargo, los goles mandan y el delantero madrileño ha reivindicado la figura del delantero centro puro. Tres tantos, uno por cada partido, dos saliendo desde el banquillo. Mucho hambre de éxito. En ese momento dulce del rematador, todos los tantos de primeras, que un entrenador nunca deja escapar, le hace tomar ventaja sobre el resto de candidatos.
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