La plantilla del Mallorca vuelve a vestirse de corto, a leer las
instrucciones de Cúper en el vestuario y a ejercitarse sobre la
hierba de Son Bibiloni. El grupo balear regresa a los
entrenamientos y afronta el primer mes del 99 con la idea de
perpetuarse entre la élite del balompié nacional. Enero es la época
en la que el conjunto mallorquín debe sembrar el respeto en una
Liga sin excesos.
El club sigue en dos frentes porque olvida Europa y se centra en
la Copa. El torneo del KO vuelve a exigir a un equipo que amontona
competiciones y que sigue sin ampliar la plantilla. Incluso medita
recortes: Carlos Domínguez, Rufete y Paco Sanz esperan ofertas para
abandonar la entidad y buscar un futuro con mayor presencia en el
campo. El sevillano es codiciado en El Helmántico, mientras al ex
jugador del Toledo le ambicionan en Málaga.
Con el regreso bermellón a los entrenamientos se reanuda la
actividad en los despachos. Vuelve la secretaría técnica y se puede
abrir el abanico de incorporaciones. Sin embargo, la entidad no
parece dispuesta a echarse la mano al bolsillo y Cúper deberá
alargar al máximo la actual plantilla para afrontar las dos
competiciones nacionales. El Mallorca no ha abierto la agenda del
mes de diciembre, entre otras cosas porque el actual grupo rezuma
calidad y una enorme solvencia en todos los frentes que
acomete.
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