6 ESPAÑA: Cañizares, Michel Salgado, Paco, Marcelino, Sergi, Guardiola, Valerón, Exteberría, Fran, Urzaiz y Raúl.
Cambios: Dani por Urzáiz, Iván Helguera por Valerón y Engonga por Guardiola.
ARBITRO: Goran Maric (CRO), asistido en las bandas por Ivan Petek y Drago Huis. Amonestó a los locales Vittorio Valentini y Marani y a los españoles Valerón y Sergi.
GOLES:
Minuto 20, Fran, en el centro del área, tras un pase desde la izquierda, 0-1.
Minuto 45, Raúl cabecea un rechace del portero tras disparo de Urzaiz, 0-2.
Minuto 49, Urzaiz cabecea un corner, 0-3.
Minuto 59, Raúl también al cabecear un corner, 0-4.
Minuto 66, Raúl desde fuera del área, 0-5.
Minuto 73, Etxeberría cabecea en plancha un centro de Dani, 0-6.
Fue un partido que nada tuvo que ver con el anterior festival de Mestalla, ya que el calor, la claridad de ideas y la efectividad del encuentro ante Austria, dieron paso a un juego más espeso, en un ambiente desangelado y con un rival que sólo pretendía recibir el menor número de tantos.
SABOR A POCO
Aunque seis goles puedan saber a poco tras los nueve vistos ante los austríacos, el marcador se ajustó completamente a la diferencia que en la actualidad existe entre las selecciones de España y San Marino.
En la primera mitad sólo faltó un mayor número de goles para que se cumpliera exactamente lo que se esperaba del partido. La selección de San Marino se agazapó en su parcela, con cinco defensas y cuatro hombres por delante, con la única misión de limitar al máximo las aproximaciones a puerta del equipo español.
Todo ello sobre un terreno en malas condiciones, que obligaba a un gran esfuerzo para controlar el balón y que restaba mucha vistosidad al juego, por lo menos al de España, ya que el equipo local dejó claro desde el principio que ni tan siquiera iba a tratar de buscar el gol.
Con Cañizares como un espectador más, la selección española jugó los 45 minutos en el terreno de San Marino, pero a pesar de que la posesión de balón fue absoluta, dispuso de muchas menos ocasiones de gol de las esperadas, ante un rival cuya única virtud era el amor propio y una cierta capacidad de anticipación para cortar los avances del rival.
Hubo, sin embargo, dos excepciones que propiciaron los tantos de Fran y Raúl, que sirvieron, tal y como estaba previsto, para dejar decidida la victoria española antes del descanso, aunque con guarismos mucho más exiguos de los esperados.
Tras el descanso, el partido tomó un rumbo distinto, que favoreció a la selección española, que controló con más claridad el balón en el centro del campo y tuvo más profundidad, por lo que en el primer cuarto de hora logró dos tantos más, aunque ambos llegaron a la salida de un córner.
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