Mallorca TC o 75 años de tenis. Uno de los clubes más emblemáticos
de Ciutat ha alcanzado el 99 con el orgullo que otorga a cualquier
sociedad cumplir una efemérides tan especial; aunque en su caso la
satisfacción es doble y trae como compañera a un largo suspiro
vinculable básicamente a una supina crisis económica que le acomodó
al borde del precipicio. De hecho, a principios de los noventa, muy
pocos esperaban soplar las velas del pastel.
20 millones de déficit acumulado y un pobre
arraigo social imbuyeron al Mallorca Tenis Club y a toda su
historia en un callejón sin salida. Nadie quería a un club con unas
instalaciones deterioradas, muchos números rojos y un listado de
usuarios en clara línea descendente. La llegada a la presidencia de
Antoni Pomar y un grupo de fundadores, entre ellos Antoni Borrás,
Pep Leal y Tomás Salom, resultó clave para la rehabilitación de la
entidad. Este equipo asumió la gestión del club y su discurso
originó un cambio de ciento ochenta grados. Control de gastos,
reducción de cuotas y un cambio de orientación social fueron las
líneas maestras sobre las que se escribió su plan de
viabilidad.
El Mallorca Tenis Club, pese a que su tesorería le sigue
privando de muchas alegrías, ha recuperado la sonrisa. Ha logrado
despojarse de la etiqueta elitista con la que había paseado durante
demasiados años y ha consumado uno de sus principales objetivos:
acercarse a todos.
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