Magaluf es foco inglés, zona de acogida de aficionados del Chelsea.
Calvià se vestirá hoy de azul, pero ayer sus calles respiraban con
tensión antes de la temida avalancha de seguidores londinenses. Un
importante grueso de supporters ha llegado a Calvià, pero son los
más pacíficos, aquellos que viene buscando sol, tranquilidad y
horas de esparcimiento. Esta noche, será otra historia.
En los comercios adyacentes a bares y pubs nocturnos, se
amontonan los coches en doble fila de los propietarios que agrupan
alcohol "cervezas principalmente" sobre armarios, neveras y
pasillos. Nada de vidrio, mucha lata y enormes cantidades de
plástico. Es la Ley Seca, un intento por sobrevivir al paso de los
aficionados del Chelsea. Los precedentes invitan al optimismo:
Sevilla y Zaragoza acogieron con anterioridad a este tipo de fans y
no sufrieron grandes sobresaltos. Sin embargo, en Magaluf hay calma
tensa. Preocupa el resultado, porque negativo positivo puede
encender la alarma. Afirman algunos comerciantes que «en el Mundial
también había muchos ingleses, pero al final no ocurrió nada grave.
Lo que sí será complicado es que no se emborrachen, porque
comprarán bebida y la consumirán antes o después, pero lo
harán».
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