Las taquillas estuvieron muy concurridas a lo largo del día de ayer.

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El Mallorca pasa página y regresa a la competición doméstica en busca de crédito que proyecte un final de temporada sin cosas a medias. Extremadura, un equipo acostumbrado a moverse por el sótano, chequeará el estado del grupo balear en un duelo que concentra un buen puñado de dudas. De hecho, el propio Cúper ha dejado entrever en las horas previas a la cita de esta tarde que su plantilla está herida. La Lazio es la culpable.

La Champions League es el nuevo desafio de los baleares y los números dicen que es un objetivo que está a su alcance. No obstante, el trayecto hacia la máxima competición continental obliga a sortear con éxito el obstáculo extremeño. «Es un equipo complicado y molesto. Ultimamente ha sacado puntos y sobre en principio esperamos un cerrojo defensivo importante que habrá que quebrar. Es cierto que la incertidumbre rodea a este partido, pero también es cierto que hemos vivido situaciones parecedidas, y el equipo ha sabido responder. De hecho, tenemos la obligación de sacarlo hacia adelante», subrayó Cúper en referencia a los condicionantes que envuelven el reencuentro del Mallorca con la liga.

La ausencia de Lauren, que cumplirá un partido de sanción por acumulación de amonestaciones, puede dar entrada en el equipo titular a Francisco Soler, mientras que los problemas físicos que arrastra Lego Biagini pueden relegar al hispano argentino al banquillo y trazar una pareja ofensiva formada por Dani y «Chupa» López. En el Extremadura, que partió ayer a las 16:30 horas desde el Aeropuerto Civil de Talavera la Real con 16 jugadores convocados, la baja más significativa la del francés Viaud, sancionado por acumulación de tarjetas.

La hinchada responde y el Lluís Sitjar estará lleno
La hinchada del Mallorca ha respuesto a la llamada del club. El equipo de Cúper recibirá el mejor de los homenajes posibles tras finalizar su trayecto en la Recopa de Europa y el Lluís Sitjar rozará el lleno. Durante la jornada de ayer se formaron largas colas en el Lluís Sitjar, una circunstancia poco habitual ante la llegada de un equipo con poco rango. La medida adoptada por la SAD balear, que ha rebajado en un cincuenta por ciento los precios de las localidades para los no abonados, ha tenido un influjo inmediato entre la afición.