Momento en el que los voluntarios saltan al césped del estadio de Son Moix e inician la ceremonia de inauguración. Foto: T.MONSERRAT
El recinto de las dudas, la instalación que más quebraderos de cabeza ha dado "y volverá a dar a partir del próximo día 13" abandonó ayer su condición de problema para albergar una ceremonia inaugural de la Universiada llena de brillo y color en el que el Mediterráneo, su cultura y su música se colaron por todas las puertas del estadio. En un acto presidido por los duques de Lugo, la infanta Elena y Jaime de Marichalar, y al que asistió también el presidente del COI, Juan Antonio Samaranch como invitado de honor, los Juegos Mundiales Universitarios quedaron oficialmente abiertos en una noche de luz. A partir de hoy, si todo transcurre como la organización prevé, las polémicas, tensiones y deficiencias de todo tipo que han envuelto a la Universiada dejarán paso al deporte. Once días de puro y simple deporte. No es mucho pedir después de ocho años de devaneos políticos, plantes institucionales e improvisaciones financieras que han estado a punto de dar al traste con la misma celebración del acontecimiento.
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