El Mallorca pagó en Vallecas sus planteamiento defensivo y al final fue derrotado. Mario Gómez tendrá que buscar soluciones rápidas.

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La historia se repite. El Mallorca volvió a perder un partido en los últimos minutos cuando había encarrilado el encuentro en la primera parte, y jugando con diez hombres. Ante el Rayo volvieron los fantasmas de los dos últimos partidos de competición oficial que el conjunto de Gómez ha jugado en este inicio liguero. Miedo, con esta palabra se puede resumir la actuación del conjunto mallorquinista en los dos partidos de Liga. El equipo, a medida que pasan los minutos, va apagándose y entra en la vulgaridad sin que muchos de sus jugadores sepan qué hacer. Ayer ante el Rayo se dejaron dominar toda la segunda parte y eso se traduce en el resultado, como ya sucedió ante el Madrid y ayer otra vez en Vallecas. No sé de quién será la culpa pero el equipo está sin rumbo y luce una mediocridad preocupante en este inicio de Liga. Ahora quedan dos semanas por delante antes de recibir al recién ascendido Numancia que debe servir de piedra de toque para ver si el equipo será el de los últimos años o como bien dijo Gómez en su presentación, tendrá que luchar por la permanencia con uñas y dientes.