Bàsquet Inca cerrará una pretemporada insuficiente "cinco partidos
son pocos para un equipo totalmente remozado y con muchas
exigencias" sin responder a la demanda ganadora de su propio
entorno. El grupo de Olmos ya se ha visto salpicado por uno de esos
aspectos intrínsecos de un club que acumula un buen puñado de años
en estado de crisis permanente: las urgencias. Acelerar el proceso
de reconstrucción del proyecto sólo conduce a logros inacabados y a
un lógico déficit de plenitud colectiva. Olmos, pese a su condición
de recien llegado, no ha tardado en acariciar la presión con la que
se flagela una sociedad que presenta una hoja de servicios huérfana
de cosas importantes y que se ha empeñado en crecer sin concederse
plazos razonables.
Los dígitos que han arrojado las citas de verano ante los tres
rivales LEB "Menorca, Lucentum Alicante y Murcia" con los que se ha
cruzado el Bàsquet Inca han sido negativos y esta circunstancia ha
originado un estado de crispación en una facción concreta de la
plana mayor de la entidad. De hecho, los experimentos veraniegos de
Olmos "lícitos a todas luces" han provodado un primer
distanciamiento entre el sector de la directiva que demanda
resultados inmediatos "regenerar la ilusión de la hinchada es su
principal argumento" y los planteamientos del entrenador, bajo
sospecha desde que llegó a la Isla por la brevedad de su
currículum.
Paco Olmos ha intentado hermetizar a su plantilla de toda esta
atmósfera, pero con escaso éxito. El Bàsquet Inca respira ansiedad
y Alicante ha sido testigo de ello. Roman Rubchenko es uno de los
ejemplos más tangibles. El ucraniano está obsesionado en agradar y
en asumir su papel de jugador resolutivo, circunstancia que ha
condicionado su rendimiento. Demasiadas revoluciones en
pretemporada.
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