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JOSÉ ANTONIO LLANOS

ESPECIAL PARA UH
La séptima etapa se convirtió en una jornada de «relax», eso sí, rodada a muy fuerte ritmo y que acabó con casi una hora de adelanto sobre el mejor de los horarios previstos por la organización, para los equipos españoles a la espera de escalar las duras rampas de El Angliru y que permitió algunas tímidas escapadas para concluir con el correspondiente esprint de los velocistas. Desde los primeros compases del día hubo constantes escaramuzas en cabeza del pelotón, con intentos de hombres de los modestos Euskaltel o Fuenlabrada y los no tanto de Kelme, Banesto, ONCE o Vitalicio.

Lo intentaron Igor Flores (Euskaltel) y Francisco Cabello (Kelme), en el kilómetro seis, también García Calvo en el 14, pero la ONCE se encargó de desbaratar sus ilusiones poco después, también probaron suerte Pérez (Fuenlabrada), Zarrabeitia (ONCE) y García (Vitalicio), lo mismo que Díaz Lobato (Fuenlabrada) algo después, pero uno tras otro todos los intentos fueron neutralizado por el pelotón , en el que los equipos con velocistas querían sumar una nueva victoria, pero siempre fue el equipo de la organización nacional de ciegos el que asumió la responsabilidad de defender a su líder Olano.

El ciclista vasco se mantuvo siempre atento, no se quedó en el único corte que se produjo por el viento al principio de la jornada y en el esprint siempre estuvo entre las primeras unidades para evitar sorpresas desagradables en los últimos kilómetros en forma de caídas. Olano demostró ser un líder sólido y sólo la llegada de la montaña levantará sobre la mesa las cartas de los candidatos a la victoria y también la de sus equipos.