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Bàsquet Inca vela armas en Málaga y aguarda expectante su primer gran pulso de la temporada. Cinco jornadas después y con la sutileza que forzosamente inyecta la brevedad del tramo recorrido, la competición ha alineado a sus habitantes en dos bandos previsibles de antemano en su composición pero que necesitaban algunos gramos de baloncesto para otorgar crédito a los tratados de intenciones. El Inca y también su rival de esta noche -Melilla Caja Rural- se verán las caras sobre la cumbre. Ambos han recopilado un buen puñado de elogios y victorias en la apertura del curso y su cruce de caminos, especialmente para los mallorquines, supone un reto de altura.

El duelo es de enjundia. Melilla representa la continuidad de un proyecto que a punto estuvo de acabar inscrito en la ACB durante la temporada anterior. Sólo el Breogán apartó de la gloria al conjunto de Pepe Rodríguez. Todavía con la miel en los labios, el club norte africano decidió asumir la última liga del milenio con una receta prácticamente idéntica a la que meses atrás le había permitido flirtear con el ascenso. Es decir: mismo entrenador, mismos extranjeros y tabién el grueso de los nacionales. Duro en defensa, el Melilla es un equipo con muchos recursos en ataque, aunque quizás uno de sus principales argumentos está dentro de la pintura. Lluís Martínez y el propio Cedric Moore son dos nombres marcados en rojo en el cuaderno de Olmos.