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Desprende calidad por los cuatro costados. Es inteligente con y sin balón, la toca de ensueño y cuando está mano a mano con el portero no suele perdonar. Tiene un juego similar al de Kiko en el Atlético y hoy por hoy es uno de los mejores futbolistas jugando de espaldas al marco rival. Es Diego Tristán, un jugador cargado de virtudes y con clase tanto dentro como fuera del campo.

El sevillano sufrió la penurias de la Segunda División la pasada temporada. Cúper quiso que se forjara en la categoría de plata y el domingo marcó el tanto de la victoria pero echó mano de su señorío y de su boca no salió ningún comentario con dedicatoria. «Yo le marqué al Valencia y me alegré mucho de hacerlo ya que los puntos eran muy importantes. ¿Venganza deportiva?, los que me conocen saben que no soy rencoroso. Yo juego al fútbol y lo hago en el Mallorca y lo que quiero es marcar goles y que el entrenador siga confiando en mí, nada más». Diego es todo un referente en la delantera de este Real Mallorca. La afición le reconoce su esfuerzo y no esconde la admiración que por él tiene cuando Vázquez lo sustituye o por los altavoces de Son Moix se escucha su nombre. Su racha goleadora coincide con la resurrección del equipo que busca acomodo en las zonas cálidas de la clasificación.«Estamos todos atravesando un buen momento, de esto no hay duda. Asmilamos con el tiempo el nuevo sistema y es muy importante encadenar como encadenamos varios partidos sin perder. Esto hace que todos ganemos en confianza», señaló ayer el delantero. El futbolista huye de individualizar su éxito y se apoya en el equipo sin olvidar a sus compañeros.