Diego Tristán fue una vez más el revulsivo del Real Mallorca en la delantera. FOTO: TOMÁS MONSERRAT.

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El Mallorca ganó por tres goles a dos al Barcelona cerrando de esta forma una semana en la que ha batido a dos de los más grandes equipos del continente. El Mallorca de Vázquez se ha convertido en la naranja rojilla y en todo un pisagigantes. Los locales echaron el resto, pusieron ganas, agresividad y fe, sobre todo fe.

López Nieto ejercía de árbitro cobarde y barría hacia el conjunto catalán en cada jugada donde la duda buscaba acomodo. Las cosas no podían empezar peor ya que a los dos minutos de juego Patrick Kluivert remataba poderosamente un centro de esquina de Luis Figo y situaba, en frío, el cero a uno.

Fernando Vázquez superaba al holandés y lo hacía sin libretas ni ordenadores, pero conociendo bien a su plantilla y sabiendo dónde se le puede hacer más daño al conjunto catalán. El Mallorca se comía al Barça y el gol era cuestión de minutos. En el 33 Miquel Soler ve a Stankovic desdoblándose por la izquierda, le pasa la pelota y Tristán pone el arte y la magia y cabecea a gol. Era el uno a uno.

El Barça estaba a merced del Mallorca y jugaba sin ideas y condicionado por el equipo local. El público empujaba al Mallorca y los rojillos le echaban coraje, fe y ganas mientras que el Barça no le ponía nada. Fruto de esta actitud Jovan Stankovic lanzó un libre directo desde la frontal y marcó el segundo. Un gol para enmarcar y grabar en vídeo. El Barça empezó empujando más y el Mallorca no lucía el mismo nivel de juego que en la primera parte. El Barça puso su maquinaria estelar en marcha y Kluivert lograba establecer el empate aprovechando un fenomenal centro de Luis Enrique.

Los rivales metían al conjunto local en su campo y se empezaba a notar el esfuerzo del jueves. Pero este Mallorca tiene garra y fe y sobre todo tiene a Tristán. El sevillano forzó penalti y se encargó de lanzarlo y marcar. Los rojillos vuelven a contar con el espíritu y la garra de los que hicieron gala estos últimos años.