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Una de las pasiones de Guillermo Timoner es subir al altozano del Puig de Sant Salvador, donde además de una magnífica panorámica de Felanitx, el pueblo donde vino al mundo el 24 de marzo de 1926, se divisan los cuatro puntos cardinales de Mallorca.

Le gusta ver su tierra, respirar su aire, seguir soñando como cuando de chaval se entrenaba en la bicicleta que su padre le regaló tras vender una cerda. «A mi padre le dijeron que tenía un fiera por hijo y le convencieron para que me comprara una buena bicicleta. El buen hombre tuvo que vender una cerda y con las quinientas pesetas que le dieron por ella me compró la primera bicicleta de corredor que tuve», recuerda Timoner. «Mis padres, Juan Timoner Juan y Margarita Obrador Obrador, eran campesinos. Como no me gustaba estudiar fuí a la escuela primaria poco tiempo: me hice carpintero, especializado en construir arados, pero mi obsesión era la bicicleta», añade.

Seguramente habría sido un buen carpintero, pero la realidad es que supo convertirse en el abanderado del ciclismo en una tierra de ciclistas como es Mallorca. Guillermo Timoner ha estado treinta años en la cima. El destapó el melón del éxito. «Me decidí por la pista porque era lo que más me gustaba, pero también ganaba en carretera. En Zaragoza, en el Critérium de los Ases de 1957, vencí de una tacada a los Bahamontes, Suárez, San Emeterio, Charly Gaul y otros. En 1959, en el estadio Santiago Bernabéu, donde habían colocado una peralta detrás de cada banderín de córner, gané a Bahamontes delante de cien mil espectadores. Yo he sido un comodín del ciclismo, capaz de ganar al más pintado en cualquier terreno», asegura.

Guillermo Timoner comenzó corriendo en ruta. Cuando todavía tenía que mentir en la edad para que le dieran licencia de corredor, participaba en todas las pruebas que podía. En 1940 comenzó un largo camino profesional que por espacio de veintiocho años de frenética actividad (salvo 1960 que se fracturó un brazo y estuvo unos meses de baja) le llevó hasta la primera retirada en 1968. «En 1971 comenzaron las carreras de veteranos y yo me saqué licencia de veterano, hasta que en 1984, con cincuenta y ocho años de edad, volví a sacarme licencia profesional y gané el campeonato de España de profesional. Este mismo año fuí al Mundial de Barcelona pero quedé eliminado a las primeras de cambio», cuenta quien ha sido el ciclista de más raza que ha dado esta tierra.