Joan Roig acompaña a Jovan Stankovic durante un encuentro. La lesión del serbio precipitó la destitución del médico.

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«Me considero una persona fuerte. No estoy dolido por mí, sino por lo mal que lo está pasando mi familia». Joan Roig ha vivido esta semana sus horas más amargas desde que entró a formar parte del Real Mallorca, hace doce años. El ex jefe de los servicios médicos de la entidad tiene claro que su destitución obedece a un conjunto de causas que han convergido en su persona: «He sido el cabeza de turco de una mala planificación que se arrastra desde hace años. Lo siento en lo personal, pero sobre todo profesionalmente porque estábamos a punto de poner en marcha un proyecto de reforma de los servicios médicos al que he dedicado muchas horas de trabajo».

Desde la libertad que le da su nueva situación, Roig no dudó en cuestionar el sistema de trabajo que están llevando a cabo Fernando Vázquez y su preparador físico, Manuel Pombo. «No comparto en absoluto su forma de trabajar. El tema de las lesiones de los jugadores es algo que requiere un profundo estudio, conocer exactamente las causas por las que se están produciendo tantos casos esta temporada. Para mí, una de las razones es su método de entrenamiento. Si no lo cambian, se producirán más lesiones a lo largo de la temporada, estoy seguro», vaticinó el galeno.

Aunque sigue sin explicarse las causas de su destitución, el médico incidió en la escasísima importancia que tradicionalmente le ha dado el Real Mallorca a su departamento. «En los servicios médicos se ha invertido poquísimo. Resulta curioso como los clubes de fútbol, y ahora hablo de los clubes en general, se gastan cientos de millones en fichajes de jugadores y luego invierten tan poco en la atención médica. En el caso del Mallorca ni siquiera ha llegado al 0´7 por ciento que en teoría destinan las instituciones a proyectos humanitarios», señaló irónicamente. Roig lamentó también los enfrentamientos que ha tenido con anteriores jugadores y técnicos por culpa de la precaria infraestructura sanitaria de la entidad bermellona: «Viene mucha gente de fuera pensando que lo suyo es lo mejor, que ma medicina y los métodos de trabajo que ellos traen son los más adecuados y que lo tuyo no vale. Me he dedicado mucho tiempo a tratar de mejorar nuestra estructura y ahora empezábamos a ver la luz, pero desgraciadamente no podré proseguir con mi labor», se lamentó.