El Mallorca hace frente a las lesiones con un triunfo (2-1)

TOMEU TERRASA
Vuelve la calma al entorno balear. El Mallorca ganó a la Real, no sufrió en exceso más que al final, y, sin hacer un fútbol de otra galaxia, se impuso a un equipo sin brillo ni color.

Vázquez recuperó en la pizarra el (4-4-2) que habitualmente le ha dado buenos resultados, pero entre la bajas de uno y el fútbol armado y conservador del ex seleccionador, al final se vio lo que se aventuraba, un partido sin brillo, feo y terriblemente aburrido.

Pero ayer lo que más importaba al de Castrofeito, a su grupo, y a gran parte del entorno era la victoria. Sin embargo la grada dejó claro que también tiene exquisitez por el buen fútbol y mostró su desacuerdo con lo que veía sobre el verde de Son Moix al margen del resultado que desde el minuto quince era favorable para los rojillos.

La Real apenas inquietó la meta de Franco y sólo Khoklov en dos aproximaciones en el arranque del encuentro creó cierto peligro. Después los de Clemente se limitaron a especular y a intentar romper lo poco que creaba el Mallorca. Los de Vázquez no lo hacían bonito pero se les veía con la obligación de marcar fuese como fuese. A los quince minutos Carlos certificó el uno a cero aprovechando un rechace de Alberto que se las vio para despejar un disparo a bocajarro de Diego. El portero logró detener el primer misil pero no el segundo. Carlitos avanzó al Mallorca y prácticamente cerró una primera parte donde el fútbol, el buen fútbol, brilló en su totalidad.

Vázquez afrontaba el choque con la enfermería llena y la terminó de completar al tener que dar entrada a Armando en lugar de Carreras.