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Javier Olaizola se convirtió ayer en el protagonista de la sesión
de entrenamiento que efectuó el Real Mallorca en Son
Bibiloni.
En el transcurrir de un partidillo el lateral sufrió una entrada
fortuita de Germán Burgos que le obligó a abandonar el trabajo
cojeando de manera importante. El portero había clavado los tacos
en la parte superior del pie derecho del defensa lo que obligó al
fisioterapeuta, Joan Antoni Martorell, ha coser la herida con dos
puntos de sutura. El futbolista estará en condiciones de jugar en
San Mamés pero ante la «epidemia» de bajas que asola el vestuario,
cualquier mínimo problema enciende la luz de alarma y más si se
trata de un jugador clave como es el caso del zaguero vasco.
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