El pacto de Granada marcará un punto de inflexión en la gélida
relación que ha marcado la convivencia de Bàsquet Inca y Menorca
desde que comparten rango en el mapa balear. Tres años después, sus
dirigentes han concluído que la viabilidad de sus proyectos en una
competición profesional va íntimamente ligada al diseño de una
estrategia que refuerce sus posturas ante las instituciones,
especialmente el Govern. La alianza ya es un hecho, aunque será
después de la reunión de clubes de Madrid "prevista para 1 de
marzo" cuando se establezcan las directrices de la lína de
actuación conjunta.
En el cónclave que albergará la capital de España deben sentarse
las bases de la Liga LEB del futuro y una vez que se conozcan
detalles del nuevo formato "se especula con una ampliación que
puede alcanzar los 22 equipos" Bàsquet Inca y Menorca marcarán su
estrategia. «Todos tenemos claro que puede resultar beneficioso
trabajar de forma conjunta y esta es nuestra intención», aseguró a
esta redacción José Luis Sintes, el máximo mandatario del club
menorquín.
Sintes, que desveló haber dialogado con Sebastià Penya en
Lleida, escenario del All Star de la Liga LEB y también de la
última reunión de clubes, subrayó que el pacto de Granada persigue
fundamentalmente un cambio de orientación en el apoyo de la primera
institución de les Illes con los dos proyectos de baloncesto
profesional que existen en la comunidad. «No queremos que el Govern
nos conceda grandes subvenciones, se trata de que articule los
mecanismos que están a su alcance, que son muchos, para que se
involucre el sector privado. Es lo que ocurre en todo el territorio
nacional y consideremos que es el modelo a seguir. El Govern puede
abrirnos muchas puertas». La exposición de Sintes guarda todo tipo
de similitudes con el discurso de Sebastià Penya, presidente de la
gestora inquense.
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