Incapaz de otorgar cierto equilibrio a su baloncesto, Drac Inca
busca respuestas preguntándose a sí mismo. Irritado por su
capacidad de mostrar caras diametralmente opuestas en apenas quince
días, el grupo de Olmos asume entre ofendido y responsabilizado uno
de los retos más duros del curso. Chequear el estado de un equipo
que alterna la emotividad con una travesía por la mediocridad es
complejo, pero la respuesta está próxima. Dos opulentos candidatos
a adornar de nuevo su currículo con las siglas ACB "primero Orense
Baloncesto y después Tenerife Canarias" despejarán incógnitas en el
Palau y en el propio vestuario.
Guste o no, la ruptura con el equilibrio que ha experimentado el
grupo de Olmos desde que abrió la segunda parte de la fase regular,
a puesto bajo sospecha a dos jugadores: Jeff Chambers y Román
Rubchenko. Sus prestaciones han bajado y esta circunstancia
condiciona sobremanera el rendimiento del equipo. Sin una
aportación tangible de sus dos extranjeros, el Inca pasa a ser un
equipo demasiado vulgar, capaz incluso de morir sometido por el
colista. De hecho, el entorno del equipo coincide en señalar que el
gran objetivo de Olmos a corto plazo está en recuperar a Chambers y
Rubchenko.
El ucraniano alcanzó el punto cero en Santiago de Compostela.
Jugar peor es casi imposible y sus números han originado un déficit
que el equipo no puede asumir. Chambers personifica la propia
irregularidad que azota al Inca. Díscolo e imprevisible, su actitud
lejos del Palau ha generado en el seno del club una corriente
especialmente crítica con el estadounidense. De momento, nadie ha
alzado la voz, pero Orense y Tenerife marcarán un punto de
inflexión.
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