Carlos abraza a Tristán tras el gol. FOTO: TOMAS MONSERRAT.

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El Zaragoza le sacó los colores al Mallorca. Los de Vázquez se escudaron en la noche europea del pasado jueves y fueron incapaces de superar a un rival que jugó con nueve casi toda la segunda parte. Al final, con empate a uno, el drama buscó acomodo en Son Moix, ya que los de Chechu Rojo fallaron un penalti con el tiempo ya cumplido. La afición obsequió al plantel con un amplio recital de abucheos y es que ayer los isleños mostraron una incapacidad total frente a un rival que jugó en minoría.

La historia del partido empezó de cine para los mallorquinistas. Pocas veces puede ponerse tan de cara un partido de fútbol. Nada más arrancar el encuentro el Zaragoza se quedaba con diez. Juanmi, uno de los mejores porteros de la Liga, enfiló el túnel de vestuarios a los cuatro minutos al interceptar con las manos fuera del área un tiro de gol de Paco Soler.

El Zaragoza exhibió sangre fría, trianguló bien en la zona de creación y no dio opción casi al grupo de Vázquez a que gozase de jugar casi todo la primera parte con un jugador más. Mientras el Mallorca dudaba, el Zaragoza daba la pelota a Acuña y Aragón para que torpedeasen desde cualquier parte del campo y cuando esto fallaba entregaba el balón a Milosevic para que hiciese la guerra por su cuenta.

De esta forma, y entre oportunidades aisladas, llegó el primer tanto local. Armando asiste para Diego, éste rompe la espalda a la defensa y, desde la posición de extremo derecho, envía un centro medido a Carlos que fusila al guardameta zaragozista.

Con el uno a cero y con uno más sobre el campo, se intuía un partido fácil pero los de Rojo se encargaron de romper la teoría y aguantaron estoicamente hasta el final del primer tiempo. Los maños echaron mano de la fuerza de voluntad y consiguieron poco antes de marcharse a la caseta establecer el empate. Fue un penalti de Nadal sobre Sundgren el gol que se encargó de materializar Garitano. Pero los visitantes tenían la negra en una tarde de carnaval. A los diez minutos de la reanudación, y con empate a uno, el árbitro señalaba falta de Aguado sobre Carlos y le mostraba la segunda amarilla, por lo que el conjunto de Rojo se quedó con nueve. Pero los maños volvieron a echar mano de la fe y con orden y colocación fueron incluso superiores al Mallorca. La actitud positiva vestía de blanco y en tiempo ya de descuento, Engonga ve la roja al cometer penalti sobre Vellisca y Aguado envía la bola al larguero cerrando un partido para olvidar.