ALBERT ORFILA
Drac Inca ofreció en Lleida su peor versión. Confirmó el grupo de Abós que lejos del Palau su baloncesto pierde casi todas sus señas de identidad. Ofrece excesivos contrastes, delata que sigue habiendo muchos cabos sueltos y en esta liga eso es impermisible.
Lleida se burló del cuadro mallorquín en el tercer cuarto, periodo en el que el Inca pactó con el desastre y arruinó todo su crédito. La función resultó horrible, aunque el equipo de Edu Torres acabó haciendo sangre de una escuadra que perdió hasta el orgullo. Los porcentajes que arrojó el cuadro balear al término del partido, son elocuentes: 11 de 41 en tiros de 2 puntos y 3 de 12 en triples.
Atentaron contra el baloncesto y contra cualquier tratado que verse sobre el buen gusto Caprabo Lleida y Drac Inca en el primer acto. El juego que desplegó el equipo mallorquín en el primer cuarto resultó mezquino. Lleida, sin excesivos alardes, no tuvo problemas para adquirir un superávit que premió al equipo menos lánguido. Consumidos siete minutos del duelo, el electrónico arrojaba cifras harto elocuentes: 17-3. Drac Inca había sido un cúmulo de despropósitos y Lleida aprovechó la tesitura para adquirir una renta importante. Abós buscó soluciones moviendo casi todas sus piezas y alternando defensas, aunque fue resguardado en una zona cuando asomó la cabeza. La tercera falta personal de Miguel Àngel Cabral, el jugador que mejores prestaciones había ofrecido en los últimos partidos, nubló algo más el panorama, pero con Llorenç Mons y Anthony Stacey en el perímetro, Drac Inca mostró su mejor cara. El segundo cuarto fue mallorquín. Apareció Stacey y la irrupción de Santi Aldama otorgó consistencia al juego interior, especialmente en defensa. Los puntos del estadounidense rescataron al Inca y un triple de Mons a falta de dos minutos para alcanzar el ecuador del partido abría nuevas perspectivas: 26-24. Drac Inca había despertado y generado un parcial de 12-20 que le mandaba al vestuario con muchas cosas que decir (32-29).
Inca reanudó el partido incidiendo en casi todos los errores que había cometido con anterioridad y Lleida volvió a disparar sus números, aunque esta vez asestó un golpe definitivo. En el minuto 23 y después de un triple de Roger Grimau, el cojunto catalán alcanzó una renta de 18 puntos (52-33) y ahí murió el partido, entre otras cosas, porque el tiempo para buscar enmienda se había extinguido (59-36 en el minuto 29). El último cuarto fue un mero trámite para el Caprabo Lleida.
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