La Maratón Internacional de Calvià completó ayer un nuevo capítulo
de su dilatada historia y el nivel de participación respondió de
manera satisfactoria. La prueba más ilustre de las que se disputan
en Mallorca congregó a más de cuatrocientos atletas en la Avinguda
de les Palmeres de Magalluf y bajo unas condiciones climatológicas
agradables se producía la salida.
El checo Jan Blaha, que había saboreado la victoria en esta
misma prueba hace tres años, acabó coronado nuevamente en la
edición del 2000, después de completar un selectivo recorrido que
dictó unas diferencias brutales entre los tiempos de los
competidores.
El triunfador de la mañana detuvo el crono cuando se habían
consumido 2h 21'24" de carrera, tiempo bastante peor al que había
alcanzado en 1997, pero que gozó de la misma validez y le sirvió
para encaramarse a lo más elevado del podio.
El checo comenzó a tejer su victoria desde los primeros metros.
En el kilómetro cinco ya se hallaba instalado en la cabeza del
grupo y sólo el polaco Marek Dryja lograba situarse a su altura
convirtiéndose en su compañero de viaje durante muchos minutos. En
el ecuador de la distancia a cubrir, las diferencias eran ya
considerables.
Por detrás del dúo delantero, y con mucho terreno de por medio,
aparecían otros dos competidores llegados del este de Europa, los
polacos Janusz Sarnicki y Jacek Kasprzyk.
Sin embargo la buena sintonía de los perseguidores se quebró y
Kasprzyk, uno de los más firmes aspirantes al primer puesto, se
desmoronaba ante el ritmo de su compatriota, que comenzaba a otear
el tercer puesto del cajón.
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