Stacey rescata al Inca

ALBERT ORFILA
Anthony Stacey, un tipo tan imprevisible como talentoso, se dedicó otra vez a sacar a su equipo del barro y arreglar un partido que había virado de forma inesperada. Emergió por encima de cualquier otro jugador y rescató al Drac Inca cuando todo había empezado a torcerse. Maneja el conjunto un instinto fuera de lo común para desarmar a sus rivales y, de paso, afear los partidos hasta límites insospechados, el problema es que en su obsesión por desactivar al rival suele olvidarse de él mismo y proyectarse excesivamente confuso. Eso si, gana, y ahí se desvanecen todos los argumentos de los más puristas. Lo hizo ante Huelva gracias a su elevada capacidad corrosiva, pero también sin imponer un estilo. Lo hizo a tirones y porque su rival es esforzó en abrazarse con el esperpento durante un buen tramo del primer acto.

Anticipó las vacaciones el cuadro onubense y su desfachatez originó un déficit que complicó sobremanera casi todas sus opciones. Drac Inca abrió el partido intentando minar el camino de Rafa Monclova y ese fue uno de sus mayores aciertos. La defensa a la que fue sometido el jugador que porta la brújula de este equipo acabó desquiciando a todo el cuadro andaluz, aunque el principal elemento de desequilibrio estuvo en la defensa. Inca se aplicó con esmero en el juego sin balón y Huelva dejó demasiadas puertas abiertas.