El bombo ha emparejado a Mallorca y Celta, o lo que es lo mismo, ha
cruzado dos trayectorias antagónicas y conceptos opuestos. El
equipo de Aragonés se medirá en cuartos de final de la Copa del Rey
a un conjunto que cotiza a la baja y que sigue amontonando dudas,
algo que ha derivado en la erosión de la imagen de Víctor
Fernández. El partido de ida se disputará en Balaídos el 31 de
enero y la vuelta se jugará el 7 de febrero en la Isla.
El Celta es el cuarto obstáculo de los mallorquines en la
competición del KO y el primero de un nivel mimético al de los
baleares; Atrás quedaron Figueres, Xerez y Tenerife. El grupo de
Vigo circula sin rumbo en la Liga y apeó al Leganés gracias al
valor doble de los goles conseguidos fuera de casa "ganó 1-2 en
Butarque y perdió 0-1 en tierras gallegas" en una eliminatoria que
evidenció las enormes carencias de un equipo construido para
acercarse a la UEFA.
Sin embargo, los celestes mantienen su filosofía de buen trato
al balón y gusto por el juego y cuentan con un excepcional elenco
de futbolistas "Giovanella, Karpin, Mostovoi o Catanha" que fue
capaz de enviar al Celta a Europa la pasada temporada. Aragonés
recela del equipo gallego y del potencial de una plantilla
excepcional.
El único precedente esta temporada entre ambos equipos es el
polémico empate que el Mallorca cosechó en Balaídos. Los rojillos
empataron a dos en un partido en el que el colegiado anuló tres
goles al cuadro balear en un hecho sin precedentes. Ahora el Celta
se encuentra en la 16ª posición de la tabla clasificatoria con un
total de 19 puntos y muy cerca de las plazas de descenso. La
derrota que los vigueses sumaron en Villarreal en el último partido
de Liga ha quebrado la moral de los de Víctor Fernández, que buscan
oxígeno y crédito en la Copa del Rey.
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