Ariel Ibagaza controla un balón ante un jugador del Valladolid.

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Todo se torció desde el principio. Albert Luque se permitió la licencia de marrar una pena máxima cuando el partido no había hecho otra cosa que nacer y el Valladolid mandó el balón al fondo de la red en su segunda aproximación al área de Leo Franco.

Real Mallorca gobernó y movió el balón con criterio durante el primer tramo de la cita, pero todo su andamiaje se vino abajo cuando Sales trazó un pase maravilloso desde el carril derecho y Fernando no tuvo problemas para mandar el balón al fondo de la red. Minutos antes, Valladolid había dejado claro que podía aguijonear a su rival a la contra, aunque fue la endeblez defensiva del cuadro balear lo que facilitó la tarea a Pachón, Fernando y Caminero.

El Mallorca se vino abajo justo cuando encajó el primer gol. Con anterioridad se había manejado con cierta solvencia y se había aproximado con intención al área de Bizarri, pero fueron sus propios errores los que le condujeron al suicidio. Fernando había destapado la caja de los truenos y el Mallorca quedó atrapato en un tunel. Su atasco le mostró como un equipo frágil y sin capacidad alguna de reacción. Pachón falló lo imposible, pero fue un error de Prados García lo que acabó dando forma a la condena definitiva. Castigó al equipo mallorquín con una pena máxima inexistente "interpretó que Olaizola había empujado a Pachón" y Fernando Sales no desaprovechó la oportunidad para echar tierra de por medio.

Luis Aragonés buscó soluciones en la reanudación. Mandó al vestuario a dos centrocampistas (Stankovic y Marcos) y tiró de Leo Biagini y Josemi. Pero nada cambió en el Mallorca. Valladolid se sentía seguro y nunca sufrió un disgusto importante. Àlvaro Novo se hartó de intentarlo por el carril derecho, pero sus asistencias nunca encontraron rematadores. El cuadro local tuvo alguna opción para engordar su cuenta corriente, pero tampoco mereció un mayor premio. Incluso con diez hombres sobre el terreno de juego "Fernando Sales fue expulsado en el minuto ochenta", el equipo vallisoletano anduvo tranquilo. En plena recta final, Prados García decidió burlarse de nuevo del Mallorca y anular un gol de Miquel Àngel Nadal. No hubo más. La segunda parte había sido un puro trámite, el partido llevaba mucho tiempo en coma.