En Son Moix sobrevoló ayer el recuerdo de dos extremos inolvidables
del Real Mallorca. Los dos se han ido, y la gente los homenajeó a
su modo. Con silencio para el que se ha ido para siempre, Sebastián
Pocoví, fallecido en Manacor hace una semana, y con pancartas para
quien se ha ido para mejorar económicamente en su carrera, Jovan
Stankovic, que está en Marsella a las órdenes de Javier Clemente.
Al margen del partido en sí, a mí lo que me interesaba de la
cita de anoche era la reacción del aficionado mallorquinista
después de los últimos acontecimientos vividos por el equipo de
Luis Aragonés. Noté a faltar alguna pancarta recordando a Pocoví,
uno de los futbolistas más carismáticos que se han dado en la Isla,
pero al que los aficionados de ahora no recuerdan porque el
manacorí jugó en los años cuarenta, pero estuvieron respetuosos en
el minuto de silencio y eso es de agradecer. Como hay que agradecer
al club los reflejos en testimoniar el afecto que se debe sentir
por los ex jugadores.
Stankovic, que debutó el sábado en el Stade Velodrome de
Marsella con su nuevo equipo, el Olympique, fue el gran ausente. Su
recuerdo se plasmó en pancartas. Algunas muy acertadas, como las
que rezaban «Stankovic, has dado 6 años de buen fútbol al Real
Mallorca», «Aunque el fútbol todo es dinero y negocio, Stankovic
siempre te querremos» o «Stankovic inolvidable». Pero también
alguna pancarta con mucha ironía, como la que rezaba «Senyor Batle,
ara més que mai un carrer per Stankovic». Ironía porque el
ayuntamiento de Palma no tiene por costumbre dedicar calles a
deportistas, ni siquiera palmesanos y campeones del Mundo.
«Karpin=Vaca loca», decía otra pancarta dedicada al ruso del
Celta. Corren vientos de fronda en Son Moix. Los últimos errores
arbitrales han soliviantado a una afición casi siempre tranquila y
generosa, pero también dolida. Los árbitros se han pasado varios
pueblos con el Mallorca.
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