Inca asume entre excitado y preocupado una cita predestinada a
delimitar su futuro radio de acción. En unas pocas horas, el grupo
balear ha acumulado una cantidad importante de malas noticias y la
lesión de Stuckey ha generado un efecto devastador sobre los aires
de grandeza que envolvían sin excesivo disimulo la llegada del
Caprabo Lleida. El Palau adoptará esta noche (21.00 horas) su
aspecto más emotivo e intimidador, pero las dudas que genera la
ausencia del jugador más fiable del Inca son inmensas.
El cuadro mallorquín le debe mucho a Stuckey. 17 puntos y 9
rebotes de media por partido son números que no están al alcance de
cualquiera y para un equipo acostumbrado a practicar funambulismo
el problema se acentúa. Desde la interminable lesión de Miguel
Angel Cabral, Drac Inca ha emergido gracias a las prestaciones de
su pareja extracomunitaria y diluida esta sociedad el equipo está
obligado a cambiar el discurso con celeridad y asumir nuevos
papeles. El club rastrea el mercado en busca de un jugador versatil
en posiciones interiores, pero los nombres que maneja no son
excesivamente convincentes.
Pero ante Caprabo Lleida habrá que olvidar a Stuckey y de nuevos
argumentos. Reaparecerá Cabral y en el camino se cruza un equipo
que ha sellado su candidatura al ascenso. Sin Cuthrrell y Alfons
Alzamora entre algodones, el cuadro catalán se plantará en el Palau
con el crédito que otorgan las quince victorias que aparecen en su
hoja de servicios y con la intención de incrementar la distancia
que separa a ambos equipos (dos victorias). El Lleida, que semanas
atrás contrató a Capdevila para suplir la baja de Sergi Grimau, es
una escuadra con capacidad para hacer daño desde casi todos los
puntos y en el equilibrio de su plantel radica su fortaleza.
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