Fernando Alonso (Minardi PS01 European) cumplió su objetivo de
llegar a la meta, que cruzó en duodécima posición, y el alemán
Michael Schumacher volvió a vencer y logró su segunda victoria
consecutiva en el GP de Australia, con el que ha empezado el
Mundial de Fórmula Uno. La carrera ha quedado marcada por un nuevo
accidente mortal, al fallecer un comisario de pista que se
encontraba en el lugar de la colisión entre el canadiense Jacques
Villeneuve (BAR 003 Honda) y el alemán Ralf Schumacher (Williams
FW23 BMW), en la cuarta vuelta.
Aunque el alemán afirma que no hizo nada extraño, lo cierto es
que Villeneuve se tragó literalmente el Williams-BMW antes de
llegar a la frenada de la curva 3 y salió catapultado por el aire,
para en su vuelo golpear contra la verja de protección mientras se
iba desintegrando antes de detenerse en la zona de seguridad.
Villeneuve se bajó por su propio pie de lo que quedaba del coche,
sin sufrir ninguna lesión, lo mismo que Ralf Schumacher.
La carrera fue neutralizada para limpiar la pista y para
permitir que el comisario fuera trasladado en una ambulancia a un
centro hospitalario, donde falleció. Otras siete personas fueron
atendidas por los servicios médicos y dadas de alta. La carrera de
Fernando Alonso ha sido un prodigio de regularidad, pero nada
conservadora, ya que siempre ha ido a lo máximo que le permitía su
Minardi. Tan sólo dos problemas ha tenido Alonso durante la
prueba.
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