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El filial apunta a su particular Liga de Campeones, a la conquista de una de las cuatro posiciones que le habilite para disputar la fase de ascenso, ese ciclo que no alcanzó el curso anterior. Tres triunfos en ristra le han disparado hasta la cuarta plaza y sus expectativas se han multiplicado. Asegurada la permanencia (¿?), la prioridad es ahora jugar la liguilla de ascenso a Segunda A.

Alzira, Borriana y Gandía han servido como plataforma sobre la que se ha impulsado el Mallorca B. La debilidad que han exhibido los equipos levantinos le ha permitido al grupo de Juan Ramón López ganar en autoconfianza y prestigio. Después de que el Hospitalet sonrojara a los baleares con una bofetada histórica (5-0), todo ha sido distinto: tres victorias, diez goles a favor y uno en contra y una imagen antagónica a la mostrada en Barcelona.

El filial se ha instado en esta plaza de privilegio por segunda vez esta temporada y la intención de los rojillos es la de perpetuarse entre la elite. Atrás han quedado los problemas disciplinarios con Candela y Roberto y un buen puñado de decepciones acumuladas cada vez que el Mallorca B pisaba la hierba del Lluís Sitjar. Ahora los mallorquines miran al frente y encaran nueve partidos que deben definir su futuro: Novelda, Castellón, Mataró, Hércules, Espanyol B, Barça B, Sabadell, Figueres y Premià. Las visitas a Mini Estadi, Rico Pérez y Castalia deben marcar el camino y el encuentro ante el Premià en es Fortí, el último del campeonato, se antoja decisivo.