Los jugadores de Vicente del Bosque no olvidan esa derrota y
quieren resarcirse. Parten como favoritos en el duelo a doble
partido, pero la conquista del estadio del Galatasaray no es una
misión fácil. El Galatasaray ha demostrado con creces que es un
enemigo temible en el Ali Sami Yen, un vetusto estadio con
capacidad para 20.000 espectadores que los vehementes hinchas
turcos convierten en un 'infierno' para los equipos rivales.
En esta ocasión, el ambiente será más infernal si cabe porque la
expectación que ha generado la visita del Real Madrid entre los
aficionados del equipo que dirige el rumano Mircea Lucescu es
extraordinaria. El Galatasaray parece invencible en su feudo. En la
presente edición de la Liga de Campeones ha disputado siete
partidos en casa, con un bagaje de cinco triunfos y dos empates. En
Estambul han caído esta temporada Mónaco (3-2), Glasgow Rangers
(3-2), París SG (1-0), Deportivo (1-0) y Milán (2-0).
La fortaleza del campeón turco no se cimenta sólo en su fanática
afición. Lucescu dispone de un plantilla sin grandes nombres, pero
con un espíritu de lucha difícil de superar y que suele obtener la
máxima renta de una inversión futbolística poco arriesgada. Con
Taffarel, Popescu, Hagi, Emre y Jardel como pilares básicos, el
técnico rumano diseña un fútbol lento.
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