Piscinas municipales de Son Hugo, Palma. El saltador de trampolín
se prepara. Respira hondo y calienta sus músculos con un movimiento
circular de brazos. En las gradas, el público se encuentra a la
expectativa. Se produce el salto. El participante da una vuelta
sobre sí mismo y entra nítidamente al agua. Esta pirueta no tendría
mayor importancia si no fuese por la edad del competidor en
cuestión: Pedro Prades tiene 74 años, es un saltador catalán que lo
ha ganado todo a nivel nacional y ha sido una de las cerca de 4.000
personas que participaron en el 8º Campeonato de Europa para
Másters de natación, que se celebró durante la semana pasada en las
Piscinas de Son Hugo.
Esta competición, que se organiza cada dos años, no difiere
mucho de otras. Hay pruebas en piscina, en el mar y saltos desde el
trampolín. Pero tiene una peculiaridad: está abierto a deportistas
de más de 25 años y no existe ningún límite de edad (excepto en la
modalidad de aguas abiertas en que quedan excluidos los mayores de
69 años). «Competiré hasta que el cuerpo aguante», asegura Prades,
mientras se toma un refresco en el bar. «Está muy bien esta
experiencia», añade, satisfecho del ambiente de camaradería que,
según dice, ha predominado durante estos días. De hecho, fueron
seis jornadas de competición en que convivieron alemanes,
italianos, españoles y, así, hasta un total de 30 nacionalidades
distintas.
Entre la delegación española, destacó una significativa
presencia de mallorquines, procedentes del Club Natación Calvià,
del Sport Inca y del Club Mastbal (Máster Baleares). ¿Edades? Desde
los veinte hasta los setenta años. Una disparidad que no impide que
se puedan crear lazos de amistad, como lo demuestra el caso del
Club Mastbal, donde la diferencia de edad no importa. Salen de
excursión, van a cenar y compiten juntos, veinteañeros y
sexagenarios. La presidenta del Mastbal, Joana Noguera, de 45 años,
lo resume con una sentencia simple: «Nuestra filosofía consiste en
divertirse y nadar».
«Lo mejor, sin duda, son los amigos que he hecho. Existe un
ambiente fenomenal», dice Joan Gomila, de 67 años, y uno de los
miembros fundadores del Mastbal. Mientras anima a los compañeros
que se encuentran compitiendo -«Ale, ale, ale»-, este montuïrenc
recuerda cómo se introdujo en el mundo de la natación. «Comencé a
nadar porque tenía unos problemas de columna y el médico me
recomendó que hiciese algo de ejercicio», afirma Gomila, que
confiesa que, al principio, a duras penas flotaba en el agua. Según
él, la natación es un deporte muy completo. «¡Si hasta he
adelgazado unos cuatro o cinco kilos!», exclama al tiempo que se
señala con orgullo la barriga.
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