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EFE-EDMONTON
El atletismo español sentó plaza de «africano» en las finales de 10.000 metros y 3.000 metros obstáculos al batirse hasta los últimos instantes con los mejores fondistas kenianos y etíopes, que sin embargo no se dejaron ninguna medalla en el camino. El madrileño Fabián Roncero, irreductible en su costumbre de curiosear al frente del grupo, se permitió el lujo de aparecer un par de veces en cabeza de la final de 10.000 metros y cruzar miradas con dos de los grandes, el keniano Charles Kamathi (a la postre vencedor) y el etíope Haile Gebreselassie, plusmarquista mundial y campeón del mundo y olímpico.

Hasta la última vuelta Roncero y José Ríos permanecieron enganchados al grupo de cabeza y sólo cedieron en el esprint final ante la fuerza incontenible de Kamathi y del trío etíope formado por Assefa Mezgebu, Haile Gebreselassie y Yibeltal Admassu. Nunca en la historia de la alta competición los fondistas españoles habían estado tan cerca de los grandes especialistas africanos, lo mismo que ocurrió minutos antes en la final de 3.000 metros obstáculos. El plusmarquista español, Luis Miguel Martín Berlanas, dio un paso más hacia las medallas en la prueba más «africana» del programa atlético, los 3.000 m. obstáculos.

El cuarto puesto del madrileño y el sexto del sevillano Antonio Jiménez «Penti» auguran futuros éxitos españoles en una prueba que hasta 1998 era una de las más deprimidas del atletismo ibérico. Chema Martínez y Eliseo Martín, duodécimos en 10.000 y obstáculos, respectivamente, tuvieron también una actuación muy digna. El trío de «rapados» de los 10.000 metros, Fabián Roncero, José Ríos y Chema Martínez, coincidieron que cada vez los fondistas españoles están más cerca de los africanos. Los tres habían pactado cortarse el pelo casi al cero si pasaban a la final. Como no hubo semifinales y accedieron de oficio se lo cortaron por la mañana. Por la noche, en la pista, fueron los únicos que se atrevieron a discutir el poderío de kenianos y etíopes.

El atleta del barrio de Canillejas, quien calificó la prueba de «muy lenta, con muchos tirones, muy peligrosa, con pisotones y codazos», se atrevió incluso a colocarse delante del grupo en varias ocasiones. Lo hizo porque corre así y porque vio que «la carrera se paraba demasiado». «Iba muy tranquilo y de vez en cuando hemos salido un poco adelante nada más que para ver si se daban cuenta que había un atleta que no era de color, se motivaban un poquillo y tiraban adelante», dijo Roncero, a quien le interesaba una carrera tan rápida con la que el último cambio, como así fue, no era «tan terrible como normalmente».