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EFE-SPLIT
Dos noches sin conciliar el sueño pasó el responsable técnico del Hajduk Split, Nenad Gracan, después del desastre consumado por su equipo ante el conjunto del Varteks de Varazdin en el campeonato de Liga croata. El resultado de uno a cinco en contra y en el Poljud Stadium, la peor derrota casera en quince años, obligó a la directiva del club dálmata a emitir una especie de ultimátum a Gracan, que prevé el presentar su dimisión irrevocable en caso de que su equipo quede fuera de la Liga de Campeones, tras la disputa del partido de vuelta de la tercera eliminatoria previa ante el Real Mallorca.

La información, filtrada en la jornada del sábado a los medios balcánicos, fue luego desmentida por la directiva, que oficialmente proclama el apoyo al entrenador, aunque las dudas generadas hacen pensar en un relevo. Sin embargo, el destino de Gracan se prevé bastante oscuro si el Mallorca remonta en la noche de mañana el resultado adverso sufrido el pasado día ocho en su visita a Split.

«Suceden cosas extrañas; no entiendo la conducta de los jugadores ya que lo que demuestran sobre el terreno no corresponde a su potencial real. Ante el Rijeka y el Mallorca lo hicimos bien en líneas generales, ante el Zagreb, mal y ante el Varteks desastrosamente mal. Parece que mis jugadores están eligiendo partidos en que jugaran bien», ha manifestado el ex jugador del Real Oviedo y ahora inquilino del banquillo del Poljud Stadium, Nenad Gracan, en su tiempo un centrocampista de auténtico lujo en la Primera División española y a nivel internacional.

Curiosamente, las tribunas corearon el nombre del técnico anterior, Zoran Vulic, apelando por su vuelta al banquillo del Hajduk. Y es que Vulic fue jugador del Real Mallorca a finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa. Aunque seguramente desea el pase del Hajduk Split, su club de toda la vida, a la Champions League, Vulic podría verse beneficiado a todos los extremos por la actuación de su antiguo equipo, el Real Mallorca, en cuyas filas actuó entre los años 1988 y 1991, consolidándose por entonces en el once inicial de la selección yugoslava.