El palmarés del «Figo» alemán, Andreas Möller, es espectacular. Fue
campeón del mundo (1990) y de Europa (1996) con la selección
alemana, para la que disputó un total de 85 partidos y en los que
consiguió la nada despreciable cifra de 30 goles. En su aventura
italiana, que duró dos temporadas, se proclamó campeón de la copa
de la UEFA en 1993, con la Juventus de Turín. Pero fue su etapa en
el Borussia de Dortmund la más exitosa. Con el eterno rival de FC
Schalke 04, el jugador nacido en Francfort hace 34 años cosechó dos
campeonatos de la Bundesliga (1995 y 1996); una copa de Europa y
una Intercontinental (1997); tres super-copas alemanas (1989, 1995
y 1996) y una de las dos copas alemanas que ha conquistado (1989).
La última fue en la pasada temporada con el Schalke 04.
El fichaje de Adreas Möller por el Schalke 04 levantó ampollas
entre la afición blanquiazul de Gelsenkirchen. No en vano el
espigado centrocampista había sido durante años el estandarte del
más encarnizado rival, el Borussia, de la vecina Dortmund. Pero ya
en sus primeros partidos con los Königsblaue (los reyes azules)
disipó cualquier sombra de duda. No era un caballo picado ni venía
a comerse la sopa boba después de haberlo dado todo con el
detestado Borussia. En absoluto.
Andreas Möller se convirtió en una de las bazas principales del
equipo que estuvo a punto de conseguir la Bundesliga y que se alzó
finalmente con la copa de Alemania. Por ello, Möller no tuvo
reparos en declarar que «desde el primer momento me he sentido en
Gelsenkirchen como en casa». Sobre el Real Mallorca señala que «no
conozco mucho de su plantilla. Pero si se ha clasificado para la
Champions en una liga tan difícil como la española será por algo».
El centrocampista reconoce que «las posibilidades de éxito del
Schalke en esta liguilla son muy reducidas. El Arsenal es el gran
favorito y sólo queda una plaza para tres equipos. Lo tenemos. De
todas maneras nuestra obligación es salir a ganar cada
partido».
En 1988, Olaf Thon, la perla de Gelsenkirchen, entonces uno de
los canteranos con más proyección del Schalke 04, hubo de ser
vendido al todopoderoso Bayern de Munich para intentar paliar la
endémica crisis económica de los blanquiazules. Durante sus años en
Baviera, Thon consiguió tres campeonatos alemanes y, con la
selección alemana, el campeonato del mundo en Italia 90. Su regreso
en 1994 significó el comienzo de una nueva era. En 1997 llevó al
Schalke a su primer y único gran éxito internacional, la
consecución de la copa de la UEFA. Ahora, después de su segundo
título, la copa alemana 2001, con su equipo del alma, piensa en
retirarse en un par de años y ejercer de entrenador «por supuesto
que en Schalke, no puedo pensar en seguir mi carrera fuera d eotro
club».
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