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Drac Inca regresa a su centro de operaciones con el listón puesto por las nubes. Superado de forma memorable el destierro de Son Moix, el grupo de Oliete vuelve esta noche a su hábitat natural para reestrenarse y resolver un reto enorme: batir al Manresa. Se mire por donde se mire, el tránsito del este equipo catalán por la segunda categoría del baloncesto nacional no deja de causar extrañeza. Está ahí por una trayectoria deportiva ruinosa, pero la historia tiene eso, prescinde de pequeños fragmenos y expone lo sustancial e importante. El Manresa es un equipo que ha vivido casi siempre en la ACB y además ha logrado cosas muy importantes. A partir de ahí, está claro que su verlo de nuevo en Mallorca es un orgullo. Poderlo mirar a los ojos, un lujo.

Superado de forma notable el obstáculo de Los Barrios "uno de las escuadras más poderosas de la Liga", Drac Inca aguarda al Manresa convencido de que tiene algo que decir, aunque también consciente de que deberá cuidar hasta el más mínimo detalle. En su empeño por regresar cuanto antes al sitio que le corresponde, el Manresa ha diseñado un equipo que poco tiene que ver con el del curso anterior. Quizás le falten unos kilos y centímetros dentro de la pintura, pero la plantilla que maneja Ricard Casas tiene mucho y de todo. Sobre el papel, el nuevo proyecto es más competitivo que el de Salva Maldonado. En la posición de base, por ejemplo, el salto de calidad es evidente. Albert Oliver e Iker Urreizti han sustituido a Ron Rutland y Valentín Holgado. Por fuera, Joan Peñarroya y Anthony Stacey garantizan solvencia y prestaciones; mientras que Antonio Reynolds, Alexis Montas y Rafa Vega forman un juego interior de calidad y experiencia. Quizás falte capacidad de intimidación, algún tipo duro, pero el armamento no deja de ser interesante.

En la nómina del Manresa, que esta mañana tiene previsto realizar una sesión de entrenamiento en el Palau, aparece un tipo que la hinchada local sigue adorando: Anthony Stacey. Vuelve alineado en el otro bando, pero la grada le agasajará con un buen recibimiento. Kelby Stuckey, amigo personal de Stacey, aguarda el encuentro de una forma especial. Por una simple cuestión de posiciones, el duelo será más aritmético que físico, pero no deja de ser un aditivo más a un partido grande. Sergi Grimau, que ayer no entrenó acausa de un percance familiar que le obligó a desplazarse a Barcelona, estará esta noche en el Palau. Richardson, de nuevo a examen.