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El Mallorca Grand Champions se mueve en la cuerda floja. La lluvia desbarató la jornada del viernes y ayer Boris Becker continuó el boicot a un torneo al que el público mallorquín da la espalda. Boris Becker es la gran estrella de este Mallorca Grand Champions. La organización no dudó en montar una edición extraordinaria cuando supo que podía contar con él. Su concurso en el torneo ha servido para vender todo el papel -se ha montado incluso una grada más que en la segunda edición-, pero el tenista germano no ha correspondido.

Jakob Hlasek se quedó ayer literalmente solo en la pista del Santa Ponça Country Club. Su enfrentamiento ante Boris Becker terminó con el jugador alemán en el servicio y con Hlasek jugando con dos recogepelotas. El público quería ver a Boris Becker en la pista. El balanceo antes de ejecutar el saque provocó que los aficionados repasaran sus recuerdos y recordaran enfrentamientos memorables. Pero el Becker de hoy no tiene el ás mínimo parecido al finales de los ochenta y comienzos de los noventa. El ganador de seis Grand Slams ha ganado demasiado peso, las piernas le pesan en exceso y su espíritu competitivo ha desaparecido.

Jakob Hlasek fue muy superior ayer a Becker. Su curriculum no se puede comparar al del tenista alemán pero en Santa Ponça evidenció una mejor condición física, hizo bromas con el público y sonrojó a la estrella del torneo. Una vez finalizó el primer set (6-2), Boris Becker pidió un minuto para ir al servicio, y ya no volvió. Por megafonía se anunciaba que tenía problemas estomacales y que se daba por finalizado el partido. Tras una sonora pitada el grueso de los asistentes se marchó.