Eto'o fue expulsado en la primera mitad y cuando el equipo perdía ya por 0-1. Foto: Tomás Monserrat.

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Ayer se perdió cero a uno y el grupo mallorquín volvió a dejar preocupada a su parroquia. No hubo apenas rotaciones y al Real Mallorca le faltó frescura, ambición y rapidez. Lo peor sin embargo es que un rival, funcionando a medio gas y fallando claras ocasiones de gol, se llevó los puntos sin apenas merecerlo.

Durante todo el primer acto los mallorquinistas entregaron la iniciativa al Villarreal, que encontró vías de circulación libre por ambos carriles e incluso por el centro. Jorge López y Guayre se deslizaban por las dos líneas de banda con extrema facilidad y fruto de esta libertad de movimientos la pelota llegó asistida desde la banda derecha merced a un centro de Jorge que fue mal rechazado por Miki. La bola terminó en la cabeza de Palermo, que sólo tuvo que empujarla para aventajar a su equipo en el marcador.

Los problemas volvían a surgir otra vez después de jugar en Europa. El conjunto de Bernd Krauss no encuentra la fórmula que le permita combinar la Champions con la Liga, y en el campeonato regular paga los esfuerzos continentales. Que surja una idea creativa es pura casualidad y que se llegue con relativo peligro a la meta rival es casi una utopía que sólo se convierte en realidad cuando el equipo que está enfrente levanta el pie del acelerador.

Todo eran problemas pero lo peor estaba por llegar. Eto'o dijo algo no muy correcto al asistente y Medina Cantalejo le mostró la roja. Quedaba todo el segundo tiempo y la tragedia se mascaba en Son Moix.

En la reanudación el equipo de Castellón lo tuvo todo a su favor para machacar y golear al Mallorca pero los de Víctor Muñoz exhibieron una falta de mordiente total y absoluta, fallaron lo imposible ante Miki, que se recuperó del gol encajado, y se marcaron el lujo de enviar hasta dos balones a los palos.