Bernd Krauss, en una imagen captada durante la pretemporada. Foto: JOAN TORRES

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FERNANDO FERNÀNDEZ La cabeza de Bernd Krauss depende de un resultado. Un Mallorca en posiciones de descenso se juega algo más que tres puntos en Son Moix (19 horas) ante un Zaragoza que llega en cuadro y dispuesto a hurgar en la herida del mallorquinismo en su feudo. Las Palmas, Alavés y Villarreal han sacado tajada de Ciutat, y los de Txetxu Rojo no quieren ser menos. Pero, una vez más, Krauss se encuentra con varios inconvenientes. El primero, el cansancio acumulado. A ello se unen las numerosas "y determinantes" ausencias.

Los lesionados Ibagaza y Leo Franco, el sancionado Fernando Niño, junto a Fatih "convocado por Turquía" y Julián Robles, que ha sido destinado al filial, componen la lista de ausencias. El preparador germano trabajó ayer con lo justo, entrenando Biagini al margen de sus compañeros, y destacando la presencia de Viale, dada la ausencia de centrales. Eso sí, los que queden volverán a verse las caras con el croata Bilic, la pesadilla durante la previa de Champions ante el Hajduk, que le sirvió para firmar por los de La Romareda.

En el once, siempre de circunstancias, que presente Krauss, destaca el hecho de que Campano retrase su posición, lo que habilita a Àlvaro Novo en la avanzadilla por la derecha. Al otro lado del campo se ha instalado Cristian Díaz, mientras que el doble pivote, donde no se descarta la presencia de «Chichi» Soler, y la línea atacante no muestra novedades. Es en la retaguardia donde se puede volver a ver a Javier Olaizola ejerciendo las veces de defensa central.

Sin Niño ni Siviero, el donostiarra ha sufrido una leve reconversión. Miki Garro estará bajo los palos, con Alberto Cifuentes siempre preparado para cualquier tipo de eventualidad. Otro de los nombres propios es el del colegiado. Mucho tardará en olvidarse el arbitraje de la pasada temporada en Vigo de Turienzo Àlvarez. La grada seguirá de cerca y con lupa su labor, más teniendo en cuenta las urgencias de un Mallorca que no para.