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La junta gestora del Drac Inca y Larry Richardson han llegado a un acuerdo para rescindir el contrato que ligaba al jugador americano con la entidad de Es Raiguer. El despido de Richardson era la muerte de una crónica anunciada. Nunca se adaptó y su rendimiento le convirtió en el peor extranjero que ha desfilado por Inca en los últimos años. El cuerpo técnico rastrea el mercado en busca de un recambio solvente, pero las limitaciones económicas son el mayor obstáculo.

La salida de Richardson puede propiciar un cambio de planes en el diseño del plantel. Aunque todo está supeditado al mercado y a la inversión que decida realizar el club, Oliete podría apostar por incorporar a un jugador que domine el juego en el perímetro y también pueda entrar en las rotaciones interiores. Alberto Alzamora ha dejado claro que el puesto de cuatro está bien cubierto.