Con las uvas aún recientes y el euro como tema de conversación, la
plantilla mallorquinista realizó la primera sesión del año en la
Ciudad Deportiva Antonio Asensio, con las ausencias llamativas de
Samuel Etoo y Gustavo Siviero. Bajo un intenso frío y la compañía
de algún seguidor que no entendía de fechas, Kresic sacó el bastón
de mando y no descuidó el menor detalle. La cita del domingo en
Zorrilla (17 horas) ha adquirido una trascedencia ilimitada, más
teniendo en cuenta que los pucelanos tampoco pueden regalar puntos,
estando inmersos en las mismas arenas movedizas que los insulares.
Miquel Soler y Miquel Àngel Nadal no se ejercitaron al mismo
ritmo que sus compañeros, por lo que en el partidillo, Sergio
Kresic improvisó una zaga en la que llamó la atención la presencia
de Cristian Díaz en el lugar del lateral catalán. Por lo demás, las
novedades son pocas. Kresic probó con Leo Franco bajo los palos,
escoltado por Fernando Niño, Campano y Cristian Díaz, éstos dos
últimos en banda, y siempre esperando que el «Nanu» y Nadal se
pongan a punto. Marcos y Engonga hicieron las veces de doble
pivote, junto a Àlvaro Novo y Veljko Paunovic. Albert Luque estuvo
sólo en punta, a expensas de que Leo Biagini o Carlos Domínguez, si
se confirma que Samuel Etoo no puede estar ante el Valladolid, le
hagan compañía en labores ofensivas.
Pero si por algo llama la atención el encuentro frente al once
de Pepe Moré es por ser el que supondrá el regreso de Ariel Ibagaza
a una convocatoria. Tras su particular 11 de septiembre, el
mediapunta argentino ha visto de forma definitiva la luz,
reincorporándose a un grupo que ha echado de menos su talento. No
es Ibagaza el único que podría causar alta en la convocatoria.
Roberto Losada evoluciona a pasos agigantados "no ha tenido
vacaciones", y al igual que Carlos Àngel Roa, está a plena
disposición del preparador de Split. Las visitas a Valladolid no
suelen ser beneficiosas historicamente para el Real Mallorca. A las
urgencias castellanas se une un enemigo que al cuadro insular le ha
pasado factura en alguna oportunidad durante la temporada. El frío
ha hecho famoso a Zorrilla y puede inclinar la balanza a favor de
los intereses vallisoletanos.
Pepe Moré, típico hombre de la casa y apagafuegos que consumó un
nuevo milagro, cuenta con la baja segura de Ricchetti, que se
recupera de la intervención a la que se sometió para finiquitar sus
problemas en el cuerno posterior del menisco interno de la rodilla
derecha. Por lo demás, Tote y compañía serán las amenazas a las que
deba estar permanentemente atenta la zaga mallorquinista. La
rehabilitación pasa de forma directa por este fin de semana. A un
Valladolid acostumbrado a jugar con fuego no se le puede dar un
margen de tres puntos, un guaritmo que el casillero balear persigue
con ansia.
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