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La crisis de la Balompédica Linense salvó una primera vuelta plagada de claroscuros en el devenir del Mallorca B. La victoria más convincente de la temporada (0-3) sirve para rubricar un brillante curso como visitante. El equipo de Tomeu Llompart acaba el primer ciclo de competición fuera de las plazas de descenso, a las que se había abonado, aunque empatado a puntos con dos de los implicados, Balompédica Linense y Cádiz.

La reubicación del segundo equipo mallorquinista en el grupo IV de la Segunda División B ha supuesto un salto cualitativo respecto a los rivales, aunque la inexperiencia de una buena parte de la plantilla juega en su contra. Tan sólo veinte puntos en diecinueve encuentros es el equipaje del filial, que acusa una engañosa sequía goleadora; sus veinte dianas destacan entre la mediocridad de sus rivales. Por contra, es el segundo equipo más goleado. Los veintiocho goles encajados por el Granada y el Coria quedan lejos de los veinticuatro recibidos por los baleares.

Haciendo números, el Lluís Sitjar es un dulce para sus visitantes. Ocho de los nueve equipos que han pasado han sacado tajada. De ellos, seis salieron victoriosos, mientras que tan sólo el San Fernando "penúltimo" se fue de vacío. Cinco puntos de veintisiete como local es un dato que no necesita ser contrastado. La cosa cambia radicalmente lejos de Ciutat. Cuatro victorias, tres empates y tres derrotas, es decir quince de treinta puntos posibles acumula el grupo de Llompart, que se erige como uno de los mejores visitantes del grupo sureño.

Todo empezó de la peor manera posible. El Granada daba el primer aviso en casa (1-2), aunque la ascendente trayectoria foránea veía la luz en Dos Hermanas con resultado invertido. Seis semanas sin ganar siguieron, escociendo la derrota en Coria (2-0). El octubre negro mostró un halo de esperanza con la única victoria en casa "ante el San Fernando", donde Melilla, Betis B y Cartagonova sucuraron sus heridas. Por contra, el filial hizo lo mismo con las suyas en Algeciras, Zafra, Almería, donde se desaprovechó una renta de dos goles, Mérida y La Línea. En Granada, salir del pozo es posible.