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32 ESPAÑA: (15+17): Barrufet; Entrerríos (10), Hernández (8'2p), Garralda (3), Juancho Pérez, Guijosa (2'1p), Colón -equipo inicial- O´Callaghan (2), Lozano (2), Urdiales (1), Prieto (3), Iker Romero, Hombrados (ps), Olalla (1).
35 YUGOSLAVIA: (15+20): Peric; Lisicic (8), Jovanovic (6'3p), Skrbic (8), Bojinovic (7), Milosavljevic, Matic (3'1p) -equipo inicial- Grbic (2), Kovacevic, Maksic (1), Djurkovic.
Marcador cada cinco minutos: 3-2, 5-6, 11-11, 14-12, 15-15 (descanso), 17-16, 18-21, 24-27, 27-31, 32-35 (final).
Àrbitros: Hansson y Olsson (Suecia). Exclusiones: Entrerríos, Pérez, Hernández, Guijosa (España).

Efe - SUECIA
España vio frustrado su sueño de alcanzar las semifinales del Europeo de balonmano, despertado de sopetón por una pesadilla yugoslava que fue capaz de ganar (35-32) cuando nada se jugaba. Esta segunda derrota española en el campeonato envía al conjunto de César Argilés a jugar por el quinto o el séptimo puesto, dependiendo de si Francia es capaz de ganar a Eslovenia. En ese caso, los españoles lucharían por el séptimo lugar.

Además, España queda automáticamente fuera de obtener las tres plazas de clasificación para el próximo Mundial de 2003, por lo que jugará en junio un «play-off» para intentar meterse, y de no quedar quinta, tampoco tendrá plaza asegurada para el Europeo 2004. El partido comenzó torcido. El objetivo español de tomar ventaja desde el inicio se complicó a cada paso. Los yugoslavos daban la cara por su camiseta, aunque bien es cierto que otorgando prioridad al juego ofensivo.

Esa última circunstancia no la aprovechó el equipo español. En primer lugar por su imprecisión en los lanzamientos. Sólo Entrerríos (10 goles) y Hernández (8) -sustituto del lesionado Ortega- soltaron sus brazos con precisión. En segundo término, y para empeorar el panorama, la defensa española empezó a manejarse en números rojos, parta acabar el compromiso en banca rota. Chocar y frenar con el zurdo Lisicic parecía pedir un imposible. Este lateral penetraba en la zaga como Pedro por su casa. Skrbic, en el pivote, transitaba con excesiva facilidad. Todo ello llevó a España al desastre y a perder el partido cuando nadie lo esperaba.