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El Tour de Francia se quedó a dos meses del comienzo sin el duelo más esperado entre el estadounidense Lance Armstrong y el alemán Jan Ullrich, por la baja anunciada por el segundo de ellos a causa de una interminable tendinitis en la rodilla derecha. Ullrich, de 28 años, campeón olímpico en Sydney 2000 y del mundo contrarreloj en Lisboa 2001, se había propuesto desde principios de temporada trabajar duro para terminar con la hegemonía de Armstrong en el Tour, y con su renuncia acerca el cuarto título consecutivo al americano del US Postal.

«Esto no tiene sentido, ya que cuando aumento la intensidad los dolores vuelven», dijo amargamente el campeón alemán, quien también ha renunciado a la prevista Vuelta a Baviera que comienza el 22 de mayo y a la Vuelta a Alemania del 3 de junio. El ciclista alemán, una especie de reedición de Poulidor del Tour, con cuatro segundos puestos y un triunfo en 1997, había controlado más sus problemas de peso para asaltar de nuevo el primer puesto, una especie de obsesión siempre reprimida por Armstrong, pero no contaba con el desagradable aviso de la rodilla derecha.

El médico del Telekom, Lothat Heinrich, mandó parar a Ullrich a primeros de marzo durante tres semanas. La receta le vino bien al corredor y poco a poco fue recuperando un buen nivel de forma. En ese momento, el médico ordenó aumentar la intensidad de entrenamiento ya pensando en el entrenamiento específico del Tour, pero la rodilla no soportó el esfuerzo. «Si al 80 por ciento del esfuerzo los dolores vuelven, no es posible una preparación razonable para el Tour», sentenció Heinrich.

A partir de ahora el objetivo es curar la rodilla del alemán y si finalmente se consigue, podría aplazar su reaparición hasta la Vuelta a España, según su representante, Strohband. Stroband dijo que Ullrich debe concentrarse por el momento en recuperarse de la lesión, cuya procedencia se sitúa en los entrenamientos de invierno, cuando el ciclista se excedió al hacer algunos ejercicios de fuerza. El entrenamiento de invierno de Ullrich fue especialmente duro, pues quería evitar los problemas de peso al comienzo de la temporada, que habitualmente han representado un hándicap ante el poderío de Armstrong.