El Real Mallorca se ha abonado esta temporada al sufrimiento y ayer
dio carpetazo a este largo año deportivo salvando una categoría que
durante una hora y seis minutos tenía perdida por completo. La
campaña venidera el equipo bermellón seguirá en la máxima categoría
del fútbol español pero seguramente todos los implicados tomarán
nota de los motivos por los cuales se ha sufrido tanto esta
temporada. Los goles de Ariel Ibagaza y Albert Luque fueron
determinantes y gracias a ellos el equipo bermellón sigue en
Primera y gracias también a la fe de todo el equipo y gracias al
comportamiento de la afición y, como no, al trabajo de un hombre,
de Tomeu Llompart, que en poco tiempo ha vuelto a obrar
milagrosamente.
El inicio eléctrico fue poco a poco decreciendo y las
sensaciones que recibían los jugadores de Llompart no ayudaban en
nada. Inevitablemente conocieron a los 21 minutos que Las Palmas
ganaba y ahí la situación empezó a complicarse. Etoo y Paunovic
volvieron a fallar y la desesperación llegó a la grada. Pero con lo
que nadie contaba era con un gol del Valladolid, eso no entraba, ni
mucho menos, en los planes. Fernando recibió un balón en el
interior del área y de un fuerte zapatazo envió la pelota al fondo
de las mallas. Cero a uno y ni que decir tiene que el pánico, el
terror y la desesperación se apoderó de todo el estadio. El segundo
tiempo empezó con dos sustos enormes. El Valladolid estuvo muy
cerca, demasiado cerca, de batir a Franco hasta en dos ocasiones.
En una la mala puntería de Fernando y en otra la presencia de
Campano, evitaron la debacle.
Poco después el panorama empezó a mejorar y la ilusión volvió a
la grada. Ibagaza, que estaba predestinado a ser uno de los hombre
clave en este partido, exigió todo el protagonismo y a los seis
minutos estableció el empate a uno. A partir de esos momentos el
Valladolid desapareció y los rojillos volvieron a emerger, se
desquitaron todos los miedos y buscaron de nuevo con fe la meta de
Ricardo. Los minutos iban transcurriendo pero ya no había miedo. El
equipo transmitía de nuevo sensaciones positivas a la grada y el
gol se veía venir, como se viene venir una tormenta.
Poco antes de la media hora, Samuel Etoo recibe una pelota,
corre como nunca hasta meterse en el área y ahí levanta la cabeza,
ve a Albert Luque pidiendo la pelota y le asiste un balón al que en
esta ocasión el delantero catalán no se permitió el lujo de fallar,
empujó el esférico y marcó. Éxtasis en Son Moix. A partir de ahí a
verlas venir. La Real marcó y facilitó todavía más las cosas. La
fiesta era ya total y absoluta en el estadio, un estado que el
próximo septiembre volverá a ser de Primera.
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