Un reducido grupo de 170 mallorquines fue testigo de la consecución
de la novena Copa de Europa blanca. Gracias a la iniciativa de la
Federación de Peñas del Real Madrid, este reducido y afortunado
grupo vivió una jornada inolvidable y fue talismán para los hombres
de Vicente del Bosque.
Ya de madrugrada partieron desde Son Sant Joan con la mochila
cargada de ilusiones, llegando sin problemas hasta Glasgow, donde
una jornada de confraternización con los miles de madridistas
presentes en Hampden Park precedió a la euforia y la fiesta que
presidió los instantes posteriores a la finalización de la gran
cita del fútbol continental.
La de Glasgow es la segunda experiencia de estas características
puesta en marcha por parte de la Federación, que debutó con buen
pie en Amsterdam, aunque en la final de París del 2000 ya contó con
representación, aunque en esa oportunidad, el traslado se llevó a
cabo por carretera. Ahora, la décima es la siguiente meta de la
amplia colonia merengue de la Isla.
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