Ariel Ibagaza saluda a una empleada del hotel. (Foto: JOAN TORRES).

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Miquel Alzamora/Tomeu Terrassa El Real Mallorca llegó ayer a Kössen donde, por quinto año consecutivo, realizará el «stage» de pretemporada. Sin embargo, este verano es diferente y la estancia del club balear en tierras austríacas cuenta como principal novedad con la disputa de un partido amistoso prácticamente cada dos días.

Gregorio Manzano quiere hacer mucho fútbol y desea comprobar de la mejor manera posible el potencial que ofrece su equipo tal y como está confeccionado en estos momentos.El grupo balear tomó posesión de su hotel de concentración, el Sonneck Hotel a eso de las dos de la tarde. Caras de cansancio y sueño invadían el semblante de todos los futbolistas que, no en vano, tuvieron que madrugar para tomar el avión hacia Munich a primera hora de la mañana.

La estampa fue prácticamente similar a la del año pasado. Sólo dos caras nuevas -al margen de los jugadores del filial- las de Harold Lozano y Hipólito Fernández. Tampoco estaba Bernd Krauss y sí Gregorio Manzano. Por lo demás poco a destacar de un equipo que todavía tiene varias incógnitas por resolver.