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España empezó como una grada volcada esperaba y dejó claras sus intenciones en una cita en la que hace las veces de anfitrión. El combinado nacional deleitó y se contagió del colorido y ambiente festivo que presidieron el estreno de la fase española del Torneo Vodafone-Liga Europea, último peldaño antes de la gran cita de Montecarlo.

Julio Salinas era el principal atractivo y el delantero estuvo a la altura que se le presuponía. Eusebio Sacristán centró también muchas miradas, pero fue Salinas el que capitalizó el gol, con permiso de Amarelle. El punta vasco logró dos dianas e hizo que el éxtasis llegara y se contagiara entre la multitud. Amarelle, con otros dos tantos, y Bustillo, redondearon la faena, poniendo a España con un cinco a tres en el marcador que invita al optimismo, más tras el otro resultado de la jornada inaugural.

Portugal, actual líder, vendió cara su derrota, que llegaría en la tanda de penaltis ante la Francia de un Eric Cantona que se ganó al público a las primeras de cambio. La tensión fue la nota predominante durante el encuentro, que finalizó con un empate a cinco que dejaba patente la intensidad mostrada sobre la arena por dos escuadras que acumulaban en sus piernas miles de kilómetros y minutos de gloria para el balompié europeo. La suerte de los penaltis, llevada a su máxima expresión con la muerte súbita, hizo que Francia se embolsara el triunfo por un dos a uno final en la tanda.

La combinación de resultados sitúa al conjunto dirigido por el ex-sportinguista Joaquín a tan sólo cuatro puntos del equipo luso, aunque los dos encuentros que se avecinan hacen pensar que España afronta un reto de infarto. Esta tarde (18:45 horas), la selección nacional se mide a la Francia de Cantona, para en la última jornada despedir la competición ante Portugal, puede que con el liderato final en juego. Precisamente, los lusos medirán fuerzas (17:30 horas) ante una Italia que, tras ceder de forma clara y contudente ante España, necesita de oxígeno para mantener viva la ilusión de poder obtener un buen cruce en vistas a Montecarlo. Dejando un poco de lado el aspecto puramente competitivo, la Liga Europea sirve para mostrar el lado más humano de los jugadores que marcaron época en épocas recientes.