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El Real Mallorca ha empezado a jugar con fuego. El equipo de Gregorio Manzano brilló con luz propia durante nueve partidos consecutivos donde no contabilizó ninguna derrota. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, y más concretamente desde el empate a uno contra el Villarreal, el once de Gregorio Manzano entró en barrena y el mes de diciembre fue terrible para la escuadra balear.

Después, los números son fáciles de recordar, cuatro partidos, cuatro derrotas. Cayó ante el Madrid, Real Sociedad, Barcelona y Sevilla y lo que es peor, la cantidad de goles encajados indican que algo no funciona. En estos últimos seis partidos el Real Mallorca ha encajado la friolera de 17 goles y sólo ha marcado 5. Demasiada diferencia. Las bajas, principalmente las de David Cortés y Javier Olaizola, han sido fatales para este equipo y Manzano no ha encontrado a los sustitutos ideales. El entrenador ya apuntó la necesidad de recuperar la contundencia en defensa como primer argumento para armar otra vez al equipo, pero en estas últimas jornadas no sólo flaquea la zaga, también el resto de líneas. El técnico tiene mucho que hacer para enderezar el rumbo.

Ayer, y después de confirmarse la última derrota contra el Sevilla, los números que presenta el once rojillo son, cuando menos, preocupantes. La realidad indica que de los últimos 18 posibles sólo se han sumado 2 coincidiendo con los empates logrados frente al Villarreal y el Deportivo.